miércoles, 7 de noviembre de 2012

MILEURISTAS


(Artículo publicado en Viva Jerez el 8/11/2012)
Acuñado hace 7 años, el término mileurista era “en aquel tiempo” sinónimo de joven trabajador en precario, que “únicamente” cobraba en torno a los mil euros. Todos recordamos este término como peyorativo. Jóvenes, aunque sobradamente preparados, que optaban a este tipo de sueldos por carecer de experiencia pero con la mirada y el horizonte puesto en lo que habían conseguido sus mayores, que tenían unifamiliar con jardín y chimenea, piso en la playa, dos coches y amigos en el banco que les concedían créditos. Si, eran otros tiempos, otras circunstancias económicas en las que este país se miraba de frente en el espejo de las grandes potencias mundiales, aunque después el tiempo nos demostró que se trataba de uno de esos espejos de feria que deforman la realidad en un ejercicio de autoengaño.  

Hoy uno de cada dos jóvenes está en paro y ganar mil euros al mes se ha convertido en una aspiración para muchos que atesoran títulos universitarios, masters, cursos, idiomas y conocimientos informáticos pero que carecen de la oportunidad para demostrar su valía. Se trata de una generación perdida en la vorágine macroeconómica que ha dinamitado los pilares de este pretendido primer mundo. La generación mejor preparada de la historia pero que no ve perspectivas a medio plazo y que se atrinchera en casa de unos padres que hacen malabarismos para llegar a fin de mes. ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Quiénes son los culpables de todo esto? Probablemente todos y cada uno de nosotros. Por creernos el cuento de que éramos nuevos ricos. Por endeudarnos hasta los dientes aceptando del banco créditos exorbitados y ya los pagaré con mi nómina fija. Por vivir en el hoy y en el ahora sin pensar en el mañana. Por suprimir los términos ahorro y prudencia de nuestro vocabulario. Por no darnos cuenta de que éramos y vivíamos entre gigantes con pies de barro… 

Y hoy, nuestros hijos, asistidos por la fuerza de la razón, nos piden explicaciones aludiendo a la herencia envenenada que les hemos legado y que hemos anclado con fuerza a su futuro. Explicaciones que no podemos darles porque no nos salen las palabras ni las cuentas, porque estamos pendientes de que un ere acabe con los pocos sueños que nos quedaban y a ver quién nos contrata ahora, con la edad que tenemos y con las necesidades económicas que nos hemos generado. Y entonces qué va a ser de nosotros… y de ellos. Les hemos criado entre algodones, dándoles lujos que nosotros nunca tuvimos, prometiéndoles un mañana sin problemas. Y ahora, esta sociedad de la que todos formamos parte, les enseña el escaparate del éxito pero, a su vez, les amarra las manos y los pies para que no puedan ni siquiera acercarse a tocarlo. Y te los ves mandando curriculums de varios folios, dispuestos a casi todo… por casi nada. Soñando con ser mileuristas. Sin un horizonte claro, pero al menos, mileuristas… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario