Me pregunto quién le dio vela en este entierro a Santa
Claus, Papa Noel o como quiera que se llame ese señor gordo, que se ríe a saber
de qué o de quién y que llega cada Navidad en un trineo tirado por renos llenos
de campanitas (muy español, sí señor, lo de los renos y el trineo). Y es que
esto de las tradiciones más ancestrales o las cuidamos entre algodones o llegan
los anglosajones y nos la introducen con calzador haciendo creer a nuestros
hijos que son de toda la vida y que nuestros tatarabuelos aguardaban la llegada
de Papa Noel cantándole villancicos a la luz de una hoguera en nochebuena. Que
no, que no. Reconozco abiertamente que la televisión y el cine, ayudados por
los Centros Comerciales, han influido mucho en esta “moda” que nos es ajena
totalmente. Por eso, reivindico el belén, el nacimiento, las zambombas, la
noche de Reyes Magos y, si me apuran, el árbol (que reconozco que decora mucho
en el salón).
Abogo por crear un cortafuegos en los Pirineos que impida la
entrada de esos virus que infectan nuestras costumbres. Reclamo una asignatura
obligatoria denominada “Tradiciones”, que enseñe el porqué de nuestras fiestas
y celebraciones y que ponga freno a las injerencias extranjeras. Exijo que se
subvencionen por decreto la colocación de los belenes en las casas y las
fiestas de Reyes en las guarderías. Solicito que se declaren patrimonio de la
humanidad las zambombas en los patios de vecinos y las exposiciones de dioramas
y belenes. Que se blinden por ley los puestos de castañas, la venta de
figuritas de nacimiento en la calle, las panderetas y las botellas de anís del
mono (tan esenciales para que la fiesta surja). Demando que se declare persona
non grata a Santa Claus (¿Qué nombre es ése y porqué se le llama santa? ¿Es que
no es un señor y es señora?). Además pido que se cubra con cazas del ejército
del aire el espacio aéreo español para que el trineo de Papa Noel no pueda
acercarse a la piel de toro.
Con esto, podríamos parar esta invasión
anglosajona que amenaza con imponernos el festivo 4 de julio como Fiesta de la
Independencia, el día de San Patricio, el de acción de gracias y otras
festividades tan “poco nuestras”. Ya nos la colaron hace años con Halloween y
esos muertos vivientes y zombis que nos piden truco o trato a las puertas de
nuestra casa con calabazas horadadas (qué miedoooor, como diría el recordado Chiquito).
Pues bien, se han cargado de un plumazo siglos de historia de la noche de Todos
los Santos. Así, por la cara. Como también hace años nos impusieron el Día de
San Valentín con la complicidad también de algún Hipermercado que colgaba
corazoncitos rojos en sus escaparates y que te “obligaban” a regalar algo a tu
media naranja. Reconozco que, en esto último, también influyó mucho la película
de Concha Velasco de los años 60 (qué miedoooor). ¡Uy, ya no tengo más espacio
para el artículo!. En fin, que les deseo una feliz Navidad a todos… Y cuidado
con los turrones duros…