Dos recientes fallecimientos en mi entorno más inmediato me han hecho estos meses reflexionar un poco sobre todo lo que me rodea.
Adolfo, cercano, compañero, amigo, profesional, fiel. Y
Juan Andrés, mi hermano del alma (con eso lo digo todo).
Durante siglos, el hombre ha hablado sobre la fugacidad de la vida (léanse por ejemplo las
Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique), buscando explicaciones al hecho de desaparecer para siempre. "Inventarse"los dioses, las reencarnaciones u otros mundos paralelos o eternos es normal y lícito ante la sempiterna pregunta de ¿Después de la muerte, qué?. Pero lo cierto es que nadie, a ciencia cierta, lo sabe. Lo único cierto es que la vida se nos puede ir en un segundo, y que cuando a tu alrededor ocurren hechos tan impactantes como los de Adolfo (49 años) o Juan Andrés (45), a los que ya no volveré a ver jamás, es cuando uno se plantea su presente y su futuro.
Sí, se que estoy hoy muy trascendental. No sé... será la melancolía del final del verano. Pero sinceramente creo que estas dos pérdidas me han hecho ver la vida algo distinta y valorarla más si cabe.
Ser feliz sin hacer daño a los demás. Así es como intento llevar mi vida, obviando a esas personas que hablan y cotillean sobre todo y todos. Alguna vez he señalado que tengo con Jerez una relación de amor-odio. Soy de aquí, nací aquí y amo mi ciudad. Pero a veces debo salir para tomar aire. Su carácter pueblerino (en el sentido mas peyorativo de la palabra) está aún muy arraigado y los pasillos siguen siendo fuente de comentarios (en la mayoría de los casos malintencionados) sobre el cambio de rumbo de algunas personas que libremente han decidido dar un giro a su vida. Es mi caso, e intento que me resbalen. Pero a veces...
En fin, creo que la vida es algo más que sobrevivir, algo más que nacer, crecer y morir. La vida es
la única oportunidad para soñar y cumplir los sueños para ser feliz y hacer felices a los demás. Alguien dijo que
la vida no es esperar a que la tormenta pase... es aprender a bailar bajo la lluvia". Hace algunos meses recibí uno de esos correos que guardas en el escritorio para volver a leerlo de vez en cuando. Resume bien parte de lo que siento. Lo quiero compartir con vosotros.
No mines tu valía comparándote con los demás.
Cada uno de nosotros es especial precisamente porque somos diferentes.
No fijes tu objetivo en lo que otra gente considera importante.
Sólamente tú sabes lo que es mejor para tí.
No dejes a la vida deslizarse entre tus dedos por vivir en el pasado, o para el futuro.
Viviendo tu vida un día cada vez, tendrás TODOS los días de tu vida.
No te rindas cuando todavía tienes algo para dar.
Nada se ha terminado realmente hasta el momento en que dejas de intentarlo.
No tengas miedo de asumir riesgos. Es arriesgándonos como aprendemos a ser valientes.
No excluyas el amor de tu vida por pensar que es imposible de encontrar.
No corras por la vida tan rápido que olvides no sólo dónde has estado,
sino también hacia dónde ibas.
La vida no es una carrera; más bien es un trayecto para saborear cada paso del camino.
Ayer es historia. Mañana es un misterio. Hoy es un regalo.