LA MUDANZA
(Artículo publicado en Viva Jerez el 4/3/2010)
Corté por lo sano. Hace un par de meses les hablé de la devoción casi diaria de mis vecinos a jugar a los médicos; una afición muy saludable si se hiciera a horas normales, y no a las cuatro o cinco de la madrugada sobre un colchón de muelles oxidados que se amplifican en el ruido de la noche y que se me colaban por la delgada pared de mi dormitorio una noche si y otra no. Si a ese menester nocturno le unía el arrastre de muebles, el cerrar y abrir puertas o la caída libre de la tapa del wáter tras la micción, podrán imaginar mi cara del día siguiente. Bien, pues como digo, corté por lo sano. Si, me mudé. Después de 5 días seguidos y 18 viajes de ida y vuelta con mi coche hasta la colcha, he conseguido cambiar de domicilio. ¿Alguna vez han hecho una mudanza?. ¡Dios, no sabía cuántas cosas tenía en casa!.
Y es que, casi sin darse cuenta, uno va atesorando a lo largo de su vida objetos y recuerdos en cajones, sobre el armario, en el trastero o bajo la cama. Ahí van algunas perlas. Conseguí reunir hasta 12 cargadores distintos de móviles; 25 pilas de distinto tamaño la mayoría a medio gastar; 79 euros en monedas de 1, 2 y 5 céntimos; 456 pesetas en monedas de 1, 5 y 25; un caballito de mar sobre una cocha marina recuerdo de Benidorm; 8 peines blancos, 4 gorros transparentes de baño, 9 botes de champús y 3 calzadores en sus respectivas fundas con los nombres de hoteles distintos; 5 cassetes vírgenes de 90 minutos; 4 mandos a distancia de vaya usted a saber qué aparatos; 120 gramos de pelusas con denominación de origen que me llamaban por mi nombre por eso de la confianza; dos resguardos de entradas de Miguel Ríos de 1983 en el Estadio Domecq con Leño y Luz Casal como teloneros; 21 calcetines desemparejados; un examen de latín que aprobé con un 6’5; un llavero de la Caja de Ahorros de Jerez y otro de Bodegas Valdespino; 7 rotuladores carioca y 8 bolígrafos sin capuchones; 7 cromos del Barça de Neeskens, Migueli, Rexach y Asensi; 5 tebeos de los de la Familia Ulises, Josechu el Vasco o Petra criada para todo; una raqueta de madera de cuando jugaba al tenis; 6 fichas de dominó; unas páginas amarillas de 1980; tres chuletas de derecho romano enrolladas formando un pequeño papiro…
En fin, una sarta de “recuerdos” de toda una vida que, en la mayoría de los casos, me he resistido a tirar a la basura. Por que cada uno de ellos evoca un momento, un instante, un olor, una vivencia personal e irrepetible. Objetos que se unirán a otros que iré atesorando en los próximos años y que forman parte de mi vida. Por cierto, que las pelusas las he guardado en una cajita de cartón, las pobres….
Me he reído mucho mucho con tu mudanza. me recuerdas a alguien jajajaja
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