(Artículo publicado en Viva Jerez el 22/10/09)
La expresión contenida en el título de este artículo me martillea en mi cabeza una y otra vez cuando observo situaciones incomprensibles en la sociedad en la que me ha tocado vivir. Paso a relatarles algunas y ustedes opinen.
Primera. Habrán observado esas campañas de publicidad que nos alertan sobre los peligros en la carretera incidiendo en los efectos negativos de conducir bajo los efectos del alcohol o de sobrepasar la velocidad permitida. Voy a incidir en esto último. Que se multe al infractor me parece correcto. Pero que alguien me explique porqué este país multa a los conductores que sobrepasan una determinada velocidad pero, sin embargo, les permite que en sus velocímetros aparezcan cifras mareantes como 220 ó 260 km. ¿Quién corre a 260 km?. ¿Porqué se permite la venta de vehículos susceptibles de alcanzar esas velocidades de vértigo en un país que ha establecido el límite en 120 km?. Que me lo expliquen.
Segunda. En este país el consumo, la posesión y el cultivo de marihuana está prohibido y penado con multas e incluso cárcel en virtud al Código Penal. Pero sin embargo, se permite la compra venta de semillas de cannabis en tiendas legalmente establecidas. ¿Para qué quiere alguien comprar semillas si después no puede sembrarlas?. A eso se le llama incongruencia jurídica o simplemente “mirar para otro lado”.
Tercera. Para que mi hija de 16 años pudiera ir al Villamarta con el colegio a una sesión de teatro tuve que firmar un consentimiento por escrito. Sin embargo si ésta decidiera abortar, igual ni me entero ni, por supuesto, necesitaría mi aprobación para hacerlo. Que me lo expliquen.
Cuarta. La prostitución en España no es legal ni ilegal; es alegal. El mercado del sexo no está ni prohibido, ni regulado, ni legalizado. Está tolerado como una realidad contra la que ninguna institución se decide a actuar de modo firme porque no hay forma de hallar un equilibrio entre las posiciones abolicionistas y regulacionistas. Podría poner decenas de casos más de lagunas y vacíos legales absurdos que hacen honor a esa frase tan popular de “quien hace la ley hace la trampa”, pero sinceramente aún hoy me sigue produciendo desconcierto que algunos legisladores no pongan pie en pared y atajen de una vez esas trampas, esas situaciones irregulares que todos conocemos. No entiendo porqué. No lo entiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario