No. No puede ser. No acabo de creérmelo. Me resisto a pensar que Juanito no volverá a estar con nosotros. Estoy aquí sentado, frente al ordenador, tratando de unir palabras coherentes que definan la vida de mi amigo y hermano Juan Andrés pero me cuesta hablar sobre él en clave de pasado. En el recuerdo y en el corazón se me agolpan centenares de buenos momentos, de ratos de charla y risas, de confidencias y sueños. Aún tengo la congoja metida en el cuerpo, la rabia contenida en mis adentros y la impotencia de no poder hacer nada por evitar que se fuera. ¿Por qué?. Me he hecho esta pregunta decenas de veces desde que nos dieran a conocer la fatal noticia. Un hombre joven (44 años), sano y fuerte, con toda la vida por delante y con una familia y amigos que le querían. ¿Por qué?. Recuerdo hace poco más de un mes, sentados frente a frente en el Bar Entrevinos, almorzando una sopa de tomate. Entre cucharada y cucharada, la conversación derivó (no recuerdo cómo) a un anuncio televisivo de Coca-Cola que le había impactado y en el que un anciano de 103 años aconseja a un recién nacido buscar la felicidad y vivir intensamente, porque lo peor de la vida era que se hacía demasiado corta y, al final, solo nos acordábamos de los buenos momentos.Reflexionando sobre este asunto, Juan, con su sempiterna sonrisa, me dijo «Tito -así nos llamábamos de forma cariñosa- debemos ir en busca de la felicidad porque cualquier día nos vamos para el otro barrio...».
Ahora me emociono cuando recuerdo ese instante. Pues bien, creo que Juan fue capaz de disfrutar esos buenos momentos con Encarna y las niñas, con la familia, con los compañeros de Canal Sur y de su pandilla del Colegio, con sus amigos Los titos.Intentó aparcar las preocupaciones y vivir la vida sin alterarse, siendo fiel amigo y buen compañero. De todas las frases de condolencia que oí ayer entre sus conocidos, una se me quedó grabada: «Juanito era un pedazo de pan, incapaz de hacer daño a una mosca y fiel con su gente». A esta yo le añadiría otra que escribiera Antonio Machado en su obra Retratos y que lo define a la perfección: «Más que un hombre al uso que sabe su doctrina, fue, en el buen sentido de la palabra, bueno». Acabó la Semana Santa de Jerez. Esa que tantas veces narrara para toda Andalucía a través de Canal Sur. Y, casi en paralelo, cual pábilo sin cera, ayer Domingo de Resurrección se apagó para siempre la llama de La voz de la Campiña, como él gustaba autodefinirse. Una voz grave y radiofónicamente pura con la que nos contaba las noticias. La muerte ha cercenado de cuajo y de manera injusta el futuro de Juanito, pero también nos ha dejado una honda herida en el alma de las personas que le queríamos de corazón. No, no puede ser. Aún no acabo de creérmelo. Se nos ha ido Juan Andrés. Te queremos. Te quiero. Por siempre, Tito Juan.
Esteban, amigo, ¿cómo puedo consolarte si yo no tengo consuelo?
ResponderEliminar¿cómo puedo prestarte mi pañuelo si está chorreando de lágrimas?
¿Cómo puedo dejarte mi hombro si estoy derrumbada por los suelos?
Si ni siquiera he podido ir a trabajar... me duele tanto su silla vacía al lado de la mía. Me duele tanto la falta de su risa...de sus frases lapidarias :"Noci, las hormigas deberían tener derecho a la cirugía"... y nos mirábamos y nos reíamos a carcajadas...
Me gustaría despertar de esta pesadilla, pero nadie viene a zarandearme de este mal sueño...
Esteban, todo aquello que no controlamos nos produce temor, incomprensión e incredulidad. La muerte es contradictoria en sí misma porque posiblemente sea aquello que mejor y peor entendemos después de milenios de existencia. Yo conocí a Juan Andrés por ti y, aunque no haga falta, sé que fuiste su gran amigo no por casualidad sino por tu modo de amar y entender la amistad. Recordabas algunos versos del Retrato de don Antonio, yo te añado otro de otro genio, Pablo Neruda, que descubrió que silencio no es sinómino de ausencia.
ResponderEliminar" Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado"
Tu amigo Nacho.
Es emocionante ver a Tito en estas fotos. No dejo de llorar mientras las veo. Era pura vida, pura energia contenida en un cuerpo de hombre esbelto. Sin embargo esa fachada escondía a un hombre tremendamente sensible y pocas veces comprendido. Él analizaba la vida y filosofaba cada dia sobre ella, hacía versos sobre ella y entonces lo creiamos loco. Ahora comprendo que el único cuerdo era él porque sabía que la vida era efímera y se empeñaba en sacar sorbo a sorbo lo mejor de ella. Yo, como muchos otros y otras amigas, también te quería. Descansa en Paz Juanito... Tu amiga Susana
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ResponderEliminarINES (sevilla)
ResponderEliminarEn todos los momentos de nuestra vida existen cosas que podrian haber sucedido y terminaron no sucediendo.
Existen instantes mágicos y van pasando inadvertidos,y de repente, la mano del destino cambia nuestra vida.
Existen los que siembran en la vida,aunqu la cosecha, sufra con las tempestades, las estaciones... también exige la atención de cultivarla,cuidarla y mantenerla así era tu amistad; un bién trabajado al que hay que mimar con inteligencia y saber defender asi llega el caso.
Tenias el poder terapeútico del médico eras capaz de aliviar frustraciones,enderezar un mal paso,de apoyar la voluntad si flaquea y hacernos sentir en forma.
Tenias la habilidad de Mago, curando melancolía,pués siémpre provocaba una sonrisa inocente y estimulaba con tu ingenio.
Sonrie siémpre me decías... porque la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y el mejor que podemos ofrecer.
La vida se vive una vez ,que cierto es, es una gran aventura par ser vivida. La vida esta hecha de cosas simples somos nosotros quienes la complicamos,me decias una y otras vez.
Solo decirte: gracias por regalarme tu amistad , por esos buenos momentos tan entrañables y especiales, por tu calidad humana, siempre estaras en mis recuerdos y en mi presente,. Descansa en paz. tu niña tu amiga, hasta siémpre Juan Andrés.
Esteban: No tengo el gusto de conocer a Juan Andres, (también me resisto a hablar en pasado), solo de vista, por mis amigos comunes, JuanLu, Miguel Benitez y compañía, pero también me ha dolido su marcha hacia el padre.
ResponderEliminarSólo nos queda tener un bonito recuerdo de el, y pensar que siempre estara en vuestros corazones y que, desde donde este, siempre os ayudará. Recibid todos un fuerte abrazo