martes, 26 de mayo de 2009

A CONTRACORRIENTE

(Artículo publicado el 28/5/09 en Viva Jerez)

¿Es que no se dan cuenta?. ¿Es que no atienden a las constantes señales que les indican que navegan a contracorriente y sin rumbo?. ¿Por qué no quieren darse cuenta de que la sociedad les aparta por su persistente y enfermizo deseo de protagonismo?. ¿Son conscientes de que con su comportamiento únicamente provoca hilaridad y hartazgo?. Pues parece que no. Seguro que conocen a más de uno o una que se adapta a este perfil. Son personas que creen ser los únicos que circulan por el buen sentido en la autopista y que el resto de los conductores son los que equivocan su marcha. Dicho de otro modo. Si un compañero se enfada contigo en una oficina, el problema puede que sea de uno de los dos o incluso de ambos. Si son dos los no te hablan en la misma oficina, puede que tú tengas razón y que ellos se equivoquen. Pero si la mayoría tiene o ha tenido algún encontronazo contigo o te da la espalda, con toda seguridad el problema es tuyo.


Considero que bajo ese aparente halo de seguridad que la mayoría de estos sujetos enarbola se esconde un ser inadaptado, inseguro y con un afán de protagonismo que por sus propios méritos no podría alcanzar. Es por ello que (no sé si consciente o inconscientemente), hacen daño a los demás para conseguir sus propósitos, utilizan a sus incautos conocidos para sus fines e incluso son capaces de pasar por encima de ellos para lograr lo que anhelan, logrando por tanto el rechazo de los que le rodean. Viven en una persistente disputa con los demás, deambulan de un lado a otro como las inconstantes bolas de un pinball y, por todo ello, son objeto de la burla de los demás. Probablemente, en la mayoría de los casos jamás le dirán nada. El escarnio se trasladará a corrillos improvisados de personas que lo conocen, donde se narrarán sus últimas hazañas, sus lindezas y ocurrencias, y alguien recordará aquella vez que hizo esto o lo otro, y le pondrán motes y se mofarán de él.


Conozco a algunos de estos individuos y, en el fondo, me dan pena. Viven a contracorriente y, en ese camino equivocado a veces chocan de frente con alguien que les pone en su sitio. Pero es efímero y al poco tiempo vuelven a las andadas. Y al final del camino no encontrarán a nadie a su lado. Ni hombros amigos en los que apoyarse, ni incautos conocidos a los que acudir en busca de ayuda. Pero entonces, ya será demasiado tarde...

lunes, 25 de mayo de 2009

Convivencia entre compañeros

Fue este pasado viernes. Cristóbal Cantos, reciente premio Pluma de Oro de la Asociación de la Prensa de Jerez, hizo honor a este galardón atendiendo a los compañeros periodistas en la Finca Montana (propiedad de su familia). Fue un momento único de convivencia en el que casi un centenar de miembros del colectivo de periodistas tuvimos la oportunidad de degustar el magnífico arroz que nos preparó el mismo anfitrión, así como de otras delicias culinarias en un buen ambiente de cordialidad y en un lugar ideal.

Incluso vinieron algunos periodistas gráficos que quisieron acompañarnos en este acto. Pero quizá el momento más emotivo de la tarde fue el momento en el que se homenajeó a mi gran amiga y compañera de Radio Popular (Cope Jerez) María Esperanza Lescún, que recientemente ha pasado a su merecida etapa de jubilación. La foto que ilustra este comentario (del blog de mi amigo Gabriel Álvarez) habla por sí misma.

Se le brindaron algunos obsequios por parte de la presidenta, Pepa Pacheco: un libro firmado por todos los compañeros, la foto de la nieta enmarcada que su propia hija le entregaba ante el asombro de su madre que desconocía este homenaje, una bonita orquídea en su maceta, los atavíos veraniegos (bolso y chanclas incluídas) y sobre todo, el cariño de sus compañeros.

En definitiva, una convivencia entre compañeros digna de ser repetida cuando buenamente se pueda. Y es que la nueva Junta Directiva ha comenzado con muy buen pie su mandato. Seguid así.

viernes, 22 de mayo de 2009

Novelería

(Artículo publicado el 21/5/09 en Viva Jerez)

Probablemente este artículo provoque suspicacias y que estas líneas me traigan algún problema. Pero me siento en la obligación moral de expresarme ante lo que considero un mal endémico de esta sociedad. Hablo de la “novelería”, de apuntarse al carro en el último momento, del cambio de camisa según el viento que corra, de levantar el dedo de la hipocresía para reivindicar una causa que antes se creía injusta. Seguramente muchos me dirán que esta situación es propia del ser humano. Les diría que sí, pero que en Jerez estas maneras se acrecientan sobremanera. Y paso a detallar algunos casos.

¿Dónde están aquellos que enarbolaban determinadas banderas políticas para que los colocaran en el Ayuntamiento?. Ahora que lo consiguieron, muchos las han cambiado por otras o las han escondido en algún cajón. ¿Dónde estaban los xerecistas “de toda la vida” cuando el Xerez estaba en Segunda B o cuando no tenía opciones de ascenso?. Porque ahora todo el mundo se declara xerecista “desde pequeño”, en algunos casos, sin haber asistido en los últimos años a ningún partido en Chapín. Dónde están aquellos airados comerciantes que se enfrentaron a las excavadoras para evitar que peatonalizaran la calle Larga?. Muchos aprovechando la marea humana de potenciales clientes que pasean por esta arteria. ¿Y qué me dicen de los amigos de toda la vida que, de repente, les han salido a David de María, Cantizano, Ismael Jordi o Güiza?. Todos los conocen desde pequeños y han jugado con él en la plazoleta del barrio.

Esto es “novelería” y de eso sabemos mucho en esta ciudad. Nadie me puede impedir pensar como pienso. Me amparo para ello en mi condición de jerezano del barrio de Santiago y al profundo amor que le tengo a esta ciudad. Probablemente no consentiría que un foráneo la criticara, tal y como un padre que reprende a su hijo nunca toleraría que alguien ajeno lo hiciera. Pero espero que un día esta ciudad deje atrás algunos comportamientos y etiquetas pueblerinas. Que deje de actuar por el “qué dirán” y usando el “no se lo digas a nadie pero te has enterado que fulanito…”. Espero sinceramente que barrera ya superada de los 200.000 habitantes sea algo más que un récord para publicarlo a los cuatro vientos y sea el principio de un cambio que nos acerque más a la que verdaderamente es ya una “ciudad de primera”.

martes, 19 de mayo de 2009

LA RESACA

Hacía años que no tenía una resaca de tal calibre. Sí, les confieso que fue el jueves de Feria. Ese que yo reivindico como el “Día de los hombres” (para no ser menos que las mujeres, que también tienen su día). Ya va siendo una tradición que mi panda de amiguetes nos despendolemos en Feria y, haciendo de nuestra capa un sayo, nos adentremos entre la maraña humana del Real para beber fino o rebujito (que no emborracha pero da el puntito), reírnos de lo humano y de lo divino (esto último siempre con el debido respeto, no vaya a ser que nos castigue el señor), hablar de mujeres (¿para qué les voy a engañar?. A esas horas somos muy primarios) y bailar alguna que otra sevillana.. (¡Pero ojo, no entre nosotros si no con otros seres humanos con falda, tacones y volantes).

En fin, una noche de esas que se recuerdan semanas y meses después y que algún incauto plasmó en su cámara digital para la posterior vergüenza ajena de los susodichos. Total, que todo iba bien esa noche hasta que alguien dijo eso de ¿Un cubatita, tito? (lo de tito se ha quedado ya in secula seculorum y lo entenderán algunos de los que lean este artículo). En el fragor de la batalla dialéctica, en ese momento de exaltación de la amistad y de análisis pastoso de la raíz intrínseca del pescaíto frito, uno no cae en que la mezcla de fino con otros combinados es mortal de necesidad para eso que llevamos sobre nuestros hombros. Y, al final, uno queda atrapado en los alargados brazos de esas bebidas largas que caen la mar de bien a esa hora de la noche después de mucho rebujito, muchas sevillanas (repito, no entre nosotros) y mucho polvo (el que suelta el albero cuando se taconea bailando la tercera). Y esto no será nada, y pídeme otro que entra muy bien… Y, casi sin darnos cuenta, como diría Sabina, nos dieron las diez y las once, las doce, la una, las dos y las tres…

Casi al amanecer, despedidas y abrazos, juramentos de amistad eterna, de qué bien estoy… Y me acuesto canturreando esa sevillana que se me ha pegado hace tres horas. Y de repente… el despertador. Hago amago de levantarme y un tronar de campanas como las de la Catedral de Sevilla me hacen volver a la realidad. Arcadas infinitas, ojeras espantosas, la corbata y la chaqueta revoleadas por la habitación. ¡Dios, qué resaca!. Y me acuerdo del cubatita y hago votos por no repetir más la experiencia (Al menos hasta la próxima Feria, ¿para qué les voy a engañar?).

lunes, 18 de mayo de 2009

EL ARBOL DE LA VIDA

(Texto que me envía mi amiga Susana en relación al árbol que el miércoles de Feria se plantó en los jardines de La Rosaleda en recuerdo a Juan Andrés García).


Lo había buscado incesantemente. El día de tu homenaje no pude estar con los tuyos ni en la plantación del árbol que para siempre te recordará en el Parque González Hontoria. Aquel en el que siempre derramaste carcajadas de humor y de risas, acompañado de tu familia y amigos. Esos mismos que esta Feria se han acercado a ti en tu nueva forma sobrenatural. Un laurel, el árbol de los vencedores y de la vida, será para siempre tu anclaje al Real. Con mi amigo Esteban, como siempre a tu lado, derramé unas lagrimas pensando en que ya no nos acompañarás en nuestros paseos por la Feria del Caballo pero estarás de pie, erguido, presuntuoso, perenne... con una fortaleza envidiable como el árbol en que ya te simbolizamos. Allí, majestuoso tus amigos te regamos con vino de la tierra y hasta parece que tienes mejor color: savia nueva.

Y es que estés donde estés nos mirarás desde arriba con una sonrisa y brindarás con nosotros, sin lágrimas, por la vida. Así como tu viuda Encarni y yo te recordamos juntas hace unos días: con alegría, vitalidad y sentido del humor. Porque así eras y así eres.

Cada vez que pase por ese parque me acordaré de tus andanzas, de tu voz majestuosa, de tus comentarios filosóficos sobre la vida e intentaré esbozar una sonrisa, al igual que cada vez que pase por la calle que en breve llevará tu nombre en la ciudad de tu alma. Jamás te hubieras imaginado algo así pero eso demuestra que sembraste mucho amor y cariño en la vida y que ahora alguien te lo devuelve. Espero que estés donde estés Juan nos sigas irradiando alegría, frescura y felicidad. Yo por mi parte, cada Feria del Caballo, te recordaré en forma de visita a tu laurel; aquel donde estos días te han acompañado en forma de botellona y donde sé que te has reído tanto...

Jamás te olvidaremos chulo.

Tu amiga Susana

miércoles, 13 de mayo de 2009

Un estudio y un árbol para Juan Andrés

Es la primera feria sin Juan Andrés García. La añoranza se ha apoderado (especialmente en estos días) de todos los que tuvimos la suerte de conocerlo y ser su amigo.

Hoy miércoles, los compañeros de Canal Sur Radio han tenido la genial idea de rotular con su nombre uno de los estudios de esta emisora en Jerez. Posteriormente, se procedió a la plantación de un árbol en la explanada de la Rosaleda, en el González Hontoria. Gracias amigos por ese detalle. Gracias, Modesto, Fernando, Joaquín, Isabel, Carlos, Javier y demás compañeros de Canal Sur por este regalo a la memoria de Juanito. Y precisamente en Feria del Caballo. En la Feria que él tanto quiso y en la que tantas veces disfrutó. Trabajando sí, pero divirtiéndose también.

He rescatado esta foto de mi archivo. Es de hace un par de años en la Feria, en la caseta de Información Jerez. Ahí estaba él, con su copa en la mano, sonriendo, rodeado de sus amigos, en familia... Ver esta foto me agrada, porque esta es precisamente la imagen de Juanito que deseo conservar en la memoria. Allá donde estés, un abrazo amigo.

martes, 12 de mayo de 2009

Soledad

Artículo publicado el 14/5/09 en Viva Jerez

A veces necesitamos escapar de todo y de todos. Evadirnos en alma y en espíritu y lanzarnos a una aventura distinta que nos traslade a otros mundos y a experimentar otras sensaciones. A veces, la rutina y la monotonía diría nos asfixian de tal forma que la única salida es la evasión. Respirar el último aire puro que emana la montaña, pasear a solas y sin prisas en la madrugada, conducir sin rumbo fijo por una carretera comarcal, sentarse a orillas de un manso río y mirar su cauce o simplemente aislarse del mundo con los ojos cerrados soñando despierto. Es una necesidad del ser humano que se agudiza, más si cabe, en el seno de una sociedad que nos oprime a golpe de las manecillas de un reloj.


Huir es, en muchas ocasiones, vital para continuar sobreviviendo y en otras, esencial para cargar las pilas de un espíritu cansado. Los que nos rodean lo agradecerán. Es una experiencia que les aconsejo que emprendan solos, sin prisas, masticando la yerma serenidad y sintiendo cómo el aire entra y sale de nuestros pulmones. No importa el día ni las circunstancias personales. No importa dónde ni cómo. Lo realmente importante es que ejerciten de vez en cuando esta sana costumbre. Pero, eso sí, solos. Como dijo el sabio Sancho Panza “desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano”. Otro legendario sabio, Buda, sentenció que el hombre nace y muere solo.


Y que esa soledad se mitiga durante toda nuestra existencia con la compañía de otros hombres solos con los que se comparten vivencias y momentos. Intentando no caer en los extremos que proponía el filósofo Schopenhauer, que veía la soledad como “patrimonio de los espíritus superiores y como un signo de su superioridad”, considero que la búsqueda de esa soledad implica la realización de un ejercicio de introspección hacia lo más profundo de nuestro ser. Es encontrarse y, a la vez, descubrirse a uno mismo. Algo que todos deberíamos hacer algún día para sentirnos vivos y para volver a enfrentarnos con fuerzas y optimismo a la realidad que nos envuelve y que, a veces, agazapada, nos apresa.