miércoles, 27 de julio de 2011

LA GRAN MENTIRA

(Artículo publicado en Viva Jerez el 28/7/2011)

Vives deslumbrado por la falaz trampa de la fama. Por esos sueldos de revista. Por esos frikis de platós televisivos en “prime trime” que se abrazan a esos quince minutos de gloria que preconizara Andy Warhol. Eres víctima de una corriente nefasta, destinada a hacerte creer a los de tu generación que la fama y el dinero son fines en sí mismos y que su obtención está “al alcance de todos los españoles”, como anunciaba el No-Do.

Sí, te hablo a ti, joven adolescente que contemplas la realidad global desde la pantalla de tu televisor u ordenador, y que sueñas con poseer todo a cambio de nada. No te culpo. Es lo que te venden. Pero todo es una gran mentira, una gran trampa envuelta en papel couchet, con coches de exposición, casas de ensueño y vidas de color rosa que nunca podrás tener porque sencillamente solo existen en un mundo imaginario que bien podría ser el que se nos mostraba en el “Show de Truman”. Un mundo de pompa y boato abarrotado de famosas cuyo único mérito fue contar sus miserias de cama o desnudarse en las revistas, ex presidiarios que recibieron pingües beneficios en exclusivas por contar sus peripecias delictivas en la tele, personajillos sin oficio ni beneficio salidos del Gran Hermano… Especímenes que aparecen y desaparecen de la escena pública pero que dejan una nociva estela difícil de apagar. Famosillos de tres al cuarto que venden su alma al diablo de la fama y que, con su ejemplo, dinamitan desde la base la necesaria formación que el joven debe poseer ante la vida real que se le avecina, basada en el mérito, el trabajo y el esfuerzo.

Sí, te hablo a ti, joven del siglo XXI. No quieras reflejarte en un espejo de feria, en una realidad alternativa e irreal que premia la incultura más soez y el dinero fácil. A medida que cumplas años y te enfrentes de cara al escenario de tu vida, te darás cuenta de lo que te digo. No, no te hablo de esos famosos que lo son por haberse esforzado en el deporte, en la música o en cualquier ámbito del trabajo serio y honrado. Te hablo de esos que alcanzan la fama por gritar o insultar más que nadie. Esos que cuanto más hagan el imbécil, mayor audiencia le dan a la cadena de turno. Esos pobres desgraciados sin oficio ni beneficio que, en algunos casos ocultan su ignorancia contando miserias, y en otros, las airean a los cuatro vientos cual bufones de palacio. Prepárate para la vida. Fórmate y aprovecha la aldea global que tienes a un clic de ratón para ser lo que quieras ser. Lo demás, es todo mentira. Esa vida de revista desaparece justo cuando se apagan los focos y esos frikis vuelven a una vida vacía y, como dijera mi adorado Joaquín Sabina “Con su alma en la almoneda”.

miércoles, 20 de julio de 2011

A COLARSE TOCAN

(Artículo publicado en Viva Jerez el 21 /7/2011)

Es uno de esos deportes nacionales en los que este país es líder indiscutible. Me refiero a “colarse, entendiendo este término en la acepción más pícara, esa que supone ponerse por delante de alguien saltándose el turno preceptivo. Vaya como ejemplos éstos que refiero a continuación.


Primero: El “cara”. Dícese del que haciendo caso omiso u oídos sordos se cuela el primero, o en medio de la cola del banco, despacio, disimuladamente, silbando “mi jaca galopa y corta el viento..” y que, cuando alguien le recrimina su actitud se sorprende y aduce no haberse dado cuenta, que lo siento, que no era mi intención y que no había visto la cola. Segundo: El “enchufao”. Por este sobrenombre se conoce al individuo que, aprovechando una relación de parentesco o amistad, se salta a la torera a la gente que lleva media hora esperando a la entrada del fútbol, saluda afectivamente al de la ventanilla o puerta, según el caso, y entra como Pedro por su casa hasta la cocina. Tercero: El “listo”. En este apartado incluiremos a ese paciente que llega el último y que cuando se abre la puerta del médico se cuela rápidamente con cualquier falsa excusa diciendo algo así como “Perdonen, solo es una pregunta rápida y salgo enseguida” o “¿Me permiten?, es urgente”, dejando con un palmo de narices al personal. Cuarto: El “tengo un morro que me lo piso”. Es el que se cuela en una boda de postín, bien conjuntado, con su acompañante del brazo, arroz en mano, vivan los novios y viva el padrino y dispuesto a jurar en arameo que está invitado por la familia del novio o de la novia, según sea el que se lo pregunte. Quinto: El “no sabe usted con quien está hablando”. Aquí incluiremos a ese individuo engominado, barbilla en alto, aire de superioridad, andar distinguido y móvil en la oreja que entra decidido saludando de soslayo al portero de la discoteca, y dejándolo tan absorto que creerá que tiene ante sí a alguien “importante” y que estaría feo pedirle la entrada. Sexto y último: “El mente fría”. Se trata de un ser inteligente, que estudia el terreno y que actúa en consecuencia. Es ese que falsifica la entrada de los toros con el Photoshop o bien la fotocopia en color; el que se inventa un carnet o acreditación falsa de periodista para entrar en un concierto; o que el que se cuela en el Circuito por la entrada de atrás o por la de emergencia haciéndose pasar por trabajador.


En otros apartados más simpáticos, estarían personajes como Jimmy Jump, ese cachondo de la barretina que se coló en los premios Goya dejando en evidencia a los responsables de seguridad de la Gala, y que también dejó perplejos a los europeos con ese minuto de gloria junto a Daniel Diges. Espero no haberles dado ideas para “colarse”, aunque seguro que alguno de los que leen esto incluirían más apartados y formas para entrar por el morro allá donde no están invitados. Aunque solo sea por el prurito de decir “me he colao…sin pagar”.

jueves, 14 de julio de 2011

EL MOSQUITO

(Artículo publicado en Viva Jerez el 14/7/2011)

Valencia, en estos días, alterna las altas temperaturas con una constante sensación de bochorno y las habituales tormentas de verano que refrescan la sempiterna humedad del ambiente. Aquí paso unos días de vacaciones, en familia, con cervecita, piscina y playa, bañador todo el día, sudokus, feibuq, Campus Party en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y salidas ocasionales a los actos patronales que por estas fechas se suceden en este entorno (bous a la mar, en Denia; focs al carrer, en Manises…).

En fin, que lo que les cuento sucedió este lunes. Estaba cansado. La visita matinal al Oceanografic se había prolongado hasta la tarde-noche, por lo que había perdido mi sagrada siesta vespertina que, parafraseando al malogrado Cela acostumbro a dormirla “con pijama y orinal” (lo del pijama lo suscribo, lo del orinal… me suena a una guarrada a esta alturas). Cena en familia, película de Esteso y Pajares y para el arrastre. Buenas noches a todos, hasta mañana y a darle una paliza a la almohada. Eran las once pero nada me hacía suponer la nochecita que se avecinaba. Todo fue bien las dos primeras horas pero, al filo de la una, un zumbido fino, hiriente, desagradable e insoportable me taladró el tímpano haciéndome despertar al instante. No sé si a ustedes les pasa lo que a mí, pero me siento incapaz de dormir ante la presencia de un mosquito que no tiene otra cosa que hacer (y mira que es grande la habitación), que pasearse desafiante por mi oído una y otra vez emitiendo su inconfundible e insufrible zumbido. Encendí la luz, me puse de pié en la cama y armado con mi letal almohada de látex me dispuse a acecharlo. Lo oía. Sabía que estaba en algún lugar de la habitación, pero no lo veía. Para colmo, sentí un ligero escozor en la pantorrilla; síntoma inequívoco de que el maldito insecto volaba con, al menos, una gota de mi sangre en su panza.

De repente lo vi. Estaba posado junto a la mesita de noche. Respiré hondo, me acerqué despacio, reconocí el terreno y… ¡almohadazo que te crió!. El resultado fue una lamparita rota y el rolex que había dejado en la mesita revoleado. Busqué su cadáver sin éxito, así que me volví a acostar con la sonrisa de la victoria en mis labios. No habían pasado ni diez minutos cuando volví a sentirlo traspasar mi oído, el tímpano, el martillo, el yunque y adentrase en lo más hondo de mi cerebro hasta hacerme perder los nervios. Vuelta a encender la luz y a trazar una nueva estrategia. Así toda la noche hasta que el reloj marcó las seis. Recuerdo el momento como si lo estuviera viendo. Ese mosquito, descansando tan plácidamente en el techo y esa almohada de látex impactando sobre él. No lo retiré. Allí quedó para la posteridad. Aplastado, ensangrentado y pegado al techo. Cada noche, al acostarme elevo la mirada y lo veo, consciente de que es la mejor advertencia para otros congéneres que quieran desafiar mi descanso nocturno. ¿Qué se han creído?. ¡No saben con quién están tratando!.

miércoles, 6 de julio de 2011

VACACIONES

(Artículo publicado en Viva Jerez el 7/7/2011)

Lunes. Primer día oficial de mis vacaciones. Ole con ole. A no hacer nada. Playita, piscina, sudokus, bañador todo el día, películas de Esteso y Pajares, cervecitas y tintos de verano aderezados con papitas aliñás y tapita de queso. Este año me he propuesto no hacer nada que se parezca al trabajo. Disfrutar del sol y del tiempo libre paseando y leyendo algún libro trascendente… pongamos que el póstumo de Gloria Fuertes. Me he planteado descansar cada tarde en los brazos de Morfeo y adorarlo con pasión hasta que la salivilla caiga por la comisura de mis labios.

Martes. Segundo día de vacaciones. Aprovecho y arreglo esa puerta de la cocina que no cierra bien, coloco una balda en el cuarto de los niños y pinto el techo del dormitorio, incluida la limpieza previa de los cadáveres esqueletizados de los mosquitos que quedaron en él espachurrados por una revista enrollada tras una noche desesperada de picotazos. Después, siesta interruptus… a causa de un operador de telefonía móvil empeñado en venderme no sé qué oferta ¡A las 4 de la tarde!. En fin, siempre me queda el Club Nazaret y sus sardinitas asadas… Miércoles. Tercer día de vacaciones. Otra mañana despertándome a las siete. Será la costumbre de todo el año, pero a esa hora un resorte me hace saltar de la cama. Un café, Internet, a ver qué dicen hoy en el feisbuq y en los periódicos… y a no hacer nada más. Por cierto, ¿Qué hago hoy?. Las 9. No quedan reparaciones en casa y hace mucha calor para coger el coche e ir a la playa. Las 10. Mi hijo me pide jugar al fútbol un rato… A los 10 minutos se me sale el corazón por la boca y me tengo que sentar. Debo mejorar mi forma física.

Las 11. Me entretengo viendo el grácil vuelo de una mosca que revoletea a mi alrededor mientras de fondo por la radio suena la versión moderna de “La Ramona” de Esteso. Las 12. Ya ha bebido el Papa. Una copita de Tío Pepe y... ¡Jo!. Se me olvidó meter la botella en la nevera y el fino parece manzanilla, pero la de Hornimans. Llamo a mi amigo Perico. No estoy en Jerez. A mi amigo Emilio. Estoy en Ubrique. A mi compi Desi, Sergio, Miguel…Nada. Trabajando o fuera de circulación. 1 de la tarde. 35 grados a la sombra. Levante en calma. En la calle las chicharras se rebozan encantadas en una calor que hierve el asfalto. 2 de la tarde. A ver qué hay en la nevera. Nada. Debo ir al Carrefour… pero ya por la tarde, con la fresquita. Descongelo una tortilla en el microondas y a dormir la siesta. Ya son las 3. Media hora más tarde el mismo operador con otra oferta. Me acuerdo de la meretriz de su señora madre. Me levanto. Pongo la tele. 5 de la tarde. Me llama Germán recordándome el artículo que debo entregar hoy para el Viva Jerez. Respiro hondo. Por fin algo que hacer. Por cierto, ¿de qué escribo hoy?. Ya lo tengo… de las vacaciones. Miro el almanaque. Ya falta menos para volver al trabajo.