De fino. De oloroso,
amontillado, cream o Pedro Ximénez. A partir de las doce del mediodía, como
Dios manda. Cuando el Papa de Roma ha bebido y nos da permiso con su bula santificada.
Con una tapita de papas aliñás, olivitas, queso, jamoncito del bueno, chicharrones
o lo que se encarte. En la Parra Vieja, el Bar Juanito, El Gallo Azul, La
Maceta, La Marea, el Bar Corredera o cualquiera de los santuarios que se
desparraman por este Jerez nuestro. Una copita para tomar con los amigos, con
tu pareja, con la familia o con ese colega que te encuentras por la calle Consistorio
y hola que tal estás me alegro de verte bueno y vamos a tomarnos una copita de
Tío Pepe que invito yo. Una copita que siempre… siempre es la penúltima, no
vaya a ser que… Una copita de Fino La Janda en verano, en invierno o en
cualquier época del año, que siempre cae bien y que anima el alma y el espíritu,
que diría Shakespeare. Una copita de fino Maestro Sierra acompañada de una
buena y animada charla en la que intentaremos arreglar el mundo, a la vez que haremos
una completa y argumentada exaltación de la amistad. Una copita de Alfonso con
la que empezar una tarde que nunca se sabe cuándo y cómo acabará.
Vivimos en un
lugar privilegiado. En un rinconcito del sur del sur que es único. Un lugar que
únicamente añoramos cuando vivimos fuera por trabajo o por familia. Ayer
miércoles, sin ir más lejos, a mediodía, la temperatura se acercaba a los 24
grados al sol y todo invitaba a pasear por el centro, entrar en un bar y jefe,
tráeme una copita de Tío Mateo bien fresquita y vamos que nos vamos, y dale una
pataíta al olivo a ver qué cae. Una copita de oloroso de la Cooperativa, que es
más baratito y que está superior. O una copita de palo cortado que te entra por
el cuerpo y te sabe a gloria. Una copita de Tío Diego en la Tasca San Pablo o
en Las Banderillas… Ya huele a incienso. Y a azahar. Y la primavera y esa
Semana Santa tan nuestra se acerca a pasos agigantados invitándonos a esa
ceremonia tan jerezana de pasear, mirar el reloj y, al filo de las doce del
mediodía, buscar algún bujío donde pedir una copita de Fino La Ina.
Siempre es
hora, en cualquier momento, de dar una vuelta por la calle Larga y hacer una
paraíta en La Moderna mientras los Pacheco, con esa sincera sonrisa de oreja a
oreja, te traen ese catavino fresquito recién sacado de la nevera, mientras
Fernando te mira desde el cielo brindando por el Jerez Industrial. Ole que ole Y
pasan los minutos. Y las horas. Y miras al cielo dándole gracias por haber
nacido, o por haber caído en este lugar del mundo mientras piensas ¿Se puede
pedir más?.
Superior Esteban. No se puede pedir más, estamos en la mejor tierra. Ya te cogeré un dia por el itinerario y echamos una copita.
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