miércoles, 12 de febrero de 2014

CADENAS EN FEISBUQ


(Artículo publicado en Viva Jerez el 13/2/2014) Por favor, que no ¿Por qué insistís una y otra vez? ¿No os ha quedado claro que no las quiero recibir y que no les hago el más mínimo caso? Pues entonces ¿Por qué vuelta la burra al trigo? Al final he tenido que escribir este artículo a ver si de una vez por todas os dais por aludidos.  Bueno, supongo que muchos no sabréis a qué me refiero, así que ahí va la explicación pertinente. No quiero que me mandéis más mensajitos al feisbuq o a otras redes sociales para que reenvíe a 10 amigos más no sé qué angelito del cielo o santo redentor que hará que la vida me sonría, amenazándome  en caso contrario con males terribles si no lo reenvío a otros 10 amigos. Recibo estas cadenas de mensajes casi a diario y me enerva. Ni siquiera las abro. Las elimino directamente. 

Recuerdo en mis tiempos mozos que en el colegio también recibíamos cartas con contenido similar (entonces no había mails ni móviles ni redes sociales). En esas misivas se nos invitaba a escribir otras diez cartas (con sus sellos correspondientes) a otros tantos conocidos para que no muriéramos al instante víctimas de no sé que accidente o enfermedad mortal. De hecho, se nos decía que era muy peligroso que la cadena se rompiera, ya que ésta había comenzado en algún país sudamericano y debía continuar su andadura por medio mundo. Incluso contaban hechos como que “Carlos Alfonso, que vive en la ciudad de Bogotá, no reenvió esta carta y al día siguiente fue atropellado a la puerta de su casa muriendo poco después” o que “Héctor de Jesús, natural de Miami, había mandado las cartas y a los pocos días obtuvo una herencia millonaria (…)”. Ahora, los tiempos han cambiado, y por tanto los medios para propagarlo. Pero, al parecer, todo sigue igual. Aún hoy tengo “amigos” en el feisbuq o en whatsapp que siguen enviándome mensajitos con el hada de la muerte, el trébol de la suerte o la herradura de la fortuna mágica que se volverá contra uno si no lo reenvía inmediatamente a otros incautos. 

Me resisto a pensar que todavía  haya gente que crea en esas chorradas, pero mi experiencia me dice que como las meigas “haberlas haylas”.  ¿O es que reenvían los mensajes en cadena “no vaya a ser que sea verdad y que me pase algo malo..”? Supongo que todo esto entronca con el martes 13, el gato negro, la sal derramada en la mesa, el paraguas abierto en casa o pasar debajo de una escalera. Supersticiones ancladas en el pasado pero que renacen cada día al amparo de la ignorancia más supina. ¿O es que ustedes conocen a alguien que muriera entre terribles sufrimientos por no reenviar un mensaje en cadena en el feisbuq o que le tocara la lotería o los cupones por darle curso?  Porque si es así, empezaré a creer. ¡Que a nadie le amarga un dulce de millones en la primitiva!. En fin, que lo dicho. Nada de cadenas de mensajitos. ¡Que ya tenemos una edad, oigan!.

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