jueves, 27 de octubre de 2016

JALOWIN

(Artículo publicado en Viva Jerez el 27/10/2016)
Monstruos, zombies, muertos vivientes, manos amputadas, tumbas abiertas, calabazas con luces,
sangre y más sangre… ¡Uh, qué miedo, por Dios, oh! No. No puedo. Lo siento, pero no trago, no lo acepto, no comulgo con lo que pasará la próxima noche de Jalowin. Probablemente porque éste que ya peina alguna que otra cana ha “mamado” otras costumbres más nuestras ligadas al día de Todos los Santos. Porque este “Jalowin” (lo escribo así a conciencia) es una más de tantas otras fiestas “importadas de allende los mares” que alguien, con gran éxito por cierto, decidió algún día introducir con calzador en nuestra tradición. Porque reconocerán conmigo en que muchos de los padres que esa noche vestirán a sus hijos de tal guisa desconocen el sentido real de esa fiesta.

Voy, si les parece, a bucear un poco en la historia. El origen de todo esto se produce con la conversión de los pueblos paganos al cristianismo. Ellos se negaban a abandonar sus fiestas y ritos paganos celebrados desde tiempos ancestrales, como el Samhain, celebración realizada por los celtas que coincidía con estas fechas. Cuando los cristianos tocaron tierras celtas, pensaron que esta fiesta era un culto a Satanás. Para convencerlos de abandonar esta creencia, el cristianismo adoptó el festival y lo convirtió en la conmemoración de la víspera del día de todos los santos o “all hallow's eve”, frase en inglés de la cual surgió el nombre de Halloween. Los colonizadores irlandeses llevaron esta tradición a Estados Unidos y fue en el siglo XX cuando se internacionalizó esta fiesta anglosajona retocada y reconvertida, a partir de la década de los ochenta, siendo la que más dinero genera, después de Navidad. 

Pero estamos en España, donde estas fechas tienen un significado endémico. La festividad de Todos los Santos representa, culturalmente, la preparación para una nueva estación, el invierno, en que la naturaleza entra en letargo, en un tipo de muerte aparente. En nuestro país, este día es de recuerdo para con nuestros seres queridos que ya no se encuentran con nosotros, día para visitar el cementerio y recordar a nuestros difuntos con flores, para comer en familia y en Jerez para tomar los famosos “Tosantos”. Pero la aldea global en la que estamos inmersos, esa misma que nos ha traído la Cocacola y la comida basura, el gordo Santa Claus también llamado Papá Noel o el árbol de Navidad, nos ha impuesto esta fiesta llevándola a nuestro propio portal, con calabazas recortadas y escolares vestidos de negro con disfraces de bruja o de momia que repiten el mismo mantra “truco o trato” que vaya usted a saber a qué viene esa chorrada. No me gusta. No lo acepto. Y además, me da lástima de cómo esquilmamos nuestras raíces, nuestras costumbres más arraigadas. Pero me tengo que aguantar. Eso sí, tengo y lo ejerzo, el derecho al pataleo.


miércoles, 6 de julio de 2016

MALDICIÓN GITANA

(Artículo publicado en Viva Jerez el 7/7/2016)¿Han estado en Córdoba a 45 grados? ¿Han padecido los rigores del verano más tórrido paseando por la Judería? Si han vivido esa experiencia para ustedes se queda. Si no, esperen que ahora les cuento mi periplo cordobés de este finde. La primera en la frente… Bajo del coche, después de dar más vueltas que una peonza en una lavadora, y sentí como si alguien me abofeteara en la cara con la mano abierta ¡Qué calor, por Dios! Oiga ¿La plaza Tellerías? ¡Ofú, chiquillo, no está lejos ni ná. Tó seguío palante y la encuentras! Me dijo una gitana ¡Te va a jartá de pasá caló! ¡Por cierto, dame algo moreno! No tengo ni un duro, le dije. ¡Pues te echo una maldición! Sonreí ¿Quién cree hoy en las maldiciones gitanas? Diez minutos andando, a las 3 de la tarde por el centro de Córdoba, y ríete tú de las dietas milagro de adelgazamiento. Al poco ya tenía la boca abierta, los ojos entornados, jadeaba como los perros y arrastraba los pies dejando, a mi paso, un reguero de sudor. Ni un taxi que me rescatara del infierno. Ni un chino abierto para comprar una botella de agua. Es verdad que en Córdoba hay fuentes, pero el agua hierve tanto que debe salir directamente del centro de la tierra. Por fin encontré una sombrita bajo un árbol donde tuve que hacerme sitio junto a una pareja de japoneses con su cámara al hombro (creo que es un apéndice, una prolongación de su cuerpo con el que nacen). Aproveché para escurrir la camiseta y coger fuerzas. 

Me envalentoné y volví a la senda de lava hirviendo en que se había convertido a esa hora la calle. Hubiera dado mi vida por una gorra o vendido mi alma por una Mirinda fresquita. Miré a mi alrededor. Creo que me he perdido. En fin, para eso está el GPS del móvil. Metí la mano en el bolsillo para cogerlo y ¡Ahhhh! Me costó volver a dejarlo en su sitio porque quemaba tanto que se me quedó pegado como una calcomanía (aún me aparece en la palma de la mano el anagrama de Samsung). De repente, como en cámara lenta, se paró junto a mí en un semáforo un BMW blanco con una rubia espectacular en su interior (tipo sueca, vamos). Su pelo ondeaba recibiendo el frío aire acondicionado mientras abría una helada lata de Cruzcampo con su punto azul brillante. Le dio un sorbo y giró la cabeza. Me sonrió, abrió la ventanilla y acercándome la cerveza me dijo ¿Quieres una? Sube y te llevo a donde quieras… Vi el cielo abierto. Creí en Dios, en el Dalai Lama, en Elvis y en todos los dioses del Olimpo juntos. 

Saqué pecho, encogí la barriga, puse la mejor de mis sonrisas y… de repente, me adelantó por la derecha un moreno cordobés de metro noventa, delgado, cachas y con una sonrisa perfecta, de esas de anuncio de dentífrico. En fin que, visto lo visto, bajé la cabeza buscando un boquete para meterla y disimulé como pude mientras observaba por el rabillo del ojo al moreno y a la rubia tomándose unas cervezas mientras el BMW se perdía por la plaza… Comprendí entonces que la culpa de que la rubia se fuera con el cachas en vez de conmigo era de la maldición gitana. Si no, de cómo y de qué se iba a ir con “ese”. No sé qué tenía él que no tuviera yo. 

miércoles, 22 de junio de 2016

EL PACTO

(Artículo publicado en Viva Jerez el 23/6/2016)
Decenas de periodistas, cámaras, micrófonos. Todos aguardando ese momento que en segundos recorrería las redacciones de todos los medios de comunicación anunciando ese ansiado pacto. Atrás quedaban días intensos de negociaciones, de tiras y aflojas, de dame y te doy. Pero finalmente había llegado el día y una firma sobre un papel y un apretón de manos rubricarían una alianza que muchos esperaban… Bien podría ser éste el relato de una historia que podría narrarse antes de que finalizara este electoral mes de junio. Sí, estoy hablando del pacto al que están abocados los principales partidos que concurren el domingo a los comicios generales. Les confieso que me produce algo de desazón el día después. Las desaforadas exigencias de unos y el inmovilismo de otros podrían dar al traste, una vez más, a un proceso que si no llega a buen término perderemos todos. 

Me gusta la política. Creo que el principal exponente de la democracia, con sus luces y sus sombras, es posibilitar a grupos heterogéneos de ciudadanos pensar diferentes modelos de país y ponerlos sobre la mesa para que usted y yo podamos decidir con nuestro voto el que más creamos conveniente. Con libertad, sin ataduras, en su sobre cerrado y con una papeleta doblada. Pero ¿qué ocurre el día después si ninguna de las opciones políticas ha obtenido la mayoría suficiente para gobernar en solitario? Pues ya sabemos lo que pasó la primera vez. Semanas y semanas de negociaciones donde primaron la soberbia y el orgullo frente al bien común. De uno a otro lado del arco político. Unos porque anteponían cargos (por cierto, poco acordes con sus ideales). Otros porque anteponían el “no” antes del “ya veremos”. Y otros haciendo bueno al perro del hortelano que ni comía ni dejaba comer. Lo cierto es que decidieron dar una patada al balón y volver a disputar el partido antes de mirar por el bien común. El domingo volvemos a las urnas (dicho sea de paso, me toca de presidente de mesa). Y el lunes me temo que volveremos a revivir el “día de la marmota” y las miradas volverán a estar centradas en los líderes políticos que una vez más estarán abocados a sentarse, dialogar y tragarse los dardos envenenados que dijeron y que les dijeron y que las hemerotecas se encargan de revivir. 

Os aconsejo ver la serie televisiva “Borgen”, emitida por la cadena pública danesa. Narra, en clave de ficción, las interioridades y las intrigas de la política en este país. Lo realmente interesante de esta serie es comprobar el grado de democracia que han alcanzado en materia de pactos. Es lo normal y así lo asumen partiendo de la base de que cualquier partido desea lo mejor para su país, aunque difieran en la forma. Madurez política. Madurez democrática. Probablemente lo que ha faltado en este país en los últimos meses. Espero, con sinceridad, que las cinco líneas que encabezan este artículo se hagan realidad a partir del lunes. De lo contrario, sería para salir corriendo.

miércoles, 8 de junio de 2016

MI AMIGO

(Artículo publicado en Viva Jerez el 8/6/2016)
Mi amigo conoce a mucha gente importante y eso, en los tiempos que corren, es lo más. Me cuenta que el otro día lo paró la Guardia Civil en un control de alcoholemia, y que dio positivo, y que con una sola llamada a un amigo benemérito le quitaron la multa. Algo parecido le pasó con una notificación del ORA. Llamó a su cuñado, que trabaja como controlador, y de la multa nunca más se supo. Uno de sus primos, que trabaja en el Teatro, le consigue cada vez que lo desea una entrada en palco por la patilla, desviando una de esas invitaciones que les dan a los políticos. Saca pecho al recordarme su amistad desde la mili con uno de los responsables del Circuito que le da pases vip para asistir a las grandes carreras, y con otro del Xerez que lo cuela en el palco con un pase de prensa cada vez que puede. Cierto día fue hospitalizado por una ligera dolencia leve. Entornando los ojos en un claro gesto de suficiencia me asegura que tuvo una habitación para él solo y los mejores cuidados, ya que uno de los responsables de planta del Hospital es el tío de su mujer. El crédito hipotecario de su vivienda es envidiable, según me dice. No en vano, juega al pádel con el director de su oficina bancaria y, alguna vez, salen a cenar las parejas. 

Mi amigo es, para que se hagan una idea, de los que entran en la Feria con 20 euros y salen con 25. Reparte abrazos por doquier y esboza sonrisas a todos los que se le acercan, que son muchos. Y es que conocer a alguien importante te hace más importante a los ojos de los demás, que envidian tu agenda y tus contactos en todas las esferas. Lo que más me llama la atención es que en esta sociedad es un valor añadido que uno tenga tantos enchufes y se valore a amigos como el mío como un triunfador por ello. Porque el mensaje que dan es que todo vale con tal de colarse de gorra en los sitios. Que pagar la multa del ORA o de la Guardia Civil es de “pringaos”, que abonar la entrada del Teatro o del Circuito es de gente vulgar, que compartir habitación en un Hospital es para la plebe, que esperar la cola en una oficina es para gente que no conoce a nadie importante, como es su caso. Mensajes como el de mi amigo minan y devalúan la confianza del resto de mortales en las instituciones. 

Pero también la pasividad de éstas que consienten y hacen la vista gorda a los enchufes, desmanes y ostentaciones públicas de estos caraduras del favoritismo haciendo buena la ley del más listo (que no inteligente). Miren a su alrededor. Seguro que conocen a algún amigo gorrón como el mío. Y recuerden que si él se cuela igual usted se queda fuera y que si él no paga se lo cobrarán a usted…

miércoles, 1 de junio de 2016

YA ESTÁ BIEN

(Artículo publicado en Viva Jerez el 2/6/2016)
Ya está bien de poner excusas, de la culpa la tiene el de enfrente, que todo está mal y qué pena de país y de ciudad ésta que se hunde en la miseria. Ya está bien de poner el acento en las siete plagas de Egipto que asolan a esta sociedad que no acaba de remontar. Ya está bien de decir que el panorama está negro y que no se ve luz al final del túnel. Ya está bien de hablar de la paja en el ojo ajeno cuando no somos capaces de ver la realidad por la viga que nos tapa el nuestro. Ya está bien de inculpar al jefe, al alcalde, al presidente de la comunidad de vecinos, a la Merkel o al tertuliano de La Sexta. Ya está bien de decir que los políticos o los banqueros tienen la culpa de nuestros males (que sí, que en parte es verdad, pero de qué nos sirve repetir el mismo mantra una y otra vez). Ya está bien de hablar del amigo que se ha estrellado en la empresa que montó y no hablar del otro amigo que triunfa. Ya está bien de gastar energías en resaltar lo mal que estamos y lo mal que estaremos. ¡Ya está bien! ¡Ya está bien! Soy consciente de que las malas noticias son más noticias que las buenas noticias. Nunca escucharemos lo bien que le va a Pepe. pero sí nos regodearemos de lo mal que le va a Juan que no levanta cabeza. Somos así. 

Hace años salió el periódico “Buenas noticias”. Duró dos meses. Sin embargo “El Caso”, que ahora rememora TVE en una serie, duró 45 años. Da para reflexionar… Pues bien, ahora que coordino y presento “Avanza”, un programa que se emite en Onda Jerez los martes a las 21 horas, he descubierto gente que un día arriesgó, que emprendió un camino difícil, no exento de obstáculos. Jerezanos que dieron un paso al frente, superaron la barrera del conformismo y se lanzaron a emprender, desoyendo los atrabiliarios cantos de sirena de profetas sin oficio. 

Empresarios como el belga y gaditano Jan de Clerck siempre rodeado de dos mares; Miguel Moncayo y Ana Triano con su premiada cerveza Xela regada de vino de Jerez; Antonio Páez Lobato que sigue manteniendo su reinado alzando al cielo su copa de vinagre; Alberto Alcántara que un día soñó con Xerintel y que ahora parece no tener límites; Antonio Mariscal un visionario empresario de viajes que triunfa en el país con Bookingfax; Alberto Villagrán que con mucho tesón reinventó en Jerez el negocio de la compra venta inmobiliaria; o mi querida Lola Rueda incansable mujer imparable que nos da alas para seguir avanzando. Éstos y no otros son espejos en los que reflejarse. Referentes de prestigio que engrandecen a esta ciudad. Emprendedores que luchan cada día en Jerez para avanzar sin límites…