Artículos y otros comentarios de un periodista del Sur que un día se marcó una senda Sin Límites
jueves, 18 de diciembre de 2014
JUGUETES SIN LÍMITES
Recuerdo que ese día me levantaba rápido de la cama. En
cuanto abría los ojos y me daba cuenta de
que era de día corría por el pasillo
en busca de los regalos que los Reyes habían colocado de madrugada en el salón.
El corazón me palpitaba y los ojos se me iluminaban con fuerza cuando abría las
cajas con el coche teledirigido o el balón de reglamento. Y todo ello regado de
caramelos que sus majestades habían depositado en los calcetines junto al
Belén. Sonrío mientras lo recuerdo porque era, para mí (supongo que también
para ustedes) uno de los momentos más entrañables del año. Pasó el tiempo y me
hice mayor, pero durante años he sentido casi las mismas sensaciones cuando mis
hijos repetían el ceremonial esa mañana del 6 de enero. Es cierto que siempre hubo
familias sin recursos, pero ahí estaban las organizaciones sociales para
echarles un cable. Y los Reyes Magos nunca se olvidaban de esos niños. Pero las
circunstancias han cambiado.El envite de la crisis ha provocado que la lista de niños y niñas que podrían no tener un juguete este 6 de enero sea demasiado larga. Así me lo constataron recientemente David, Elena y Juan Miguel, los “representantes de los Reyes en Jerez”. Pero aún estamos a tiempo. Y la mejor forma es uniendo esfuerzos, sumando voluntades, remando todos en una misma dirección. El pasado año nació “Juguetes Sin Límites” y tuvo un gran éxito. Este año, la segunda edición de esta iniciativa solidaria se inició el pasado lunes y hasta el 27 de diciembre pretende revertir esta situación con la recogida de juguetes nuevos en el centro de Jerez. Para ello se ha contado con la colaboración de casi 40 entidades, organizaciones e instituciones de la ciudad que han hecho suya la campaña. Porque juntos sí podemos conseguirlo.
Organizado por Sinlímites Comunicación la campaña cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Jerez, el Grupo Romero Caballero (Las Vides), ACOJE, ASUNICO, ADECOSUR, Centro Comercial Los Cisnes, los comerciantes de La Plaza, los Reyes Magos y Mónica Padilla, autora del magnífico cartel que anuncia la campaña. Colaboran la ONCE, Cáritas, Federación Solidaridad, Proyecto Hombre, Asociación de la Prensa, Club Nazaret, Asociación Santo Ángel, Asociación de Belenistas, Club Rotary, UPACE, CEDOWN, Ateneo de Jerez, Ateneo Cultural Andaluz, Amigos del Archivo, Asociación de Familiares de Alzheimer, La Calesa, Oxfam Intermon, Galería Fedarte, Raquel y Jose Daza, 1#mayoemprende Lola Rueda, Nela García con Carrusel Juguetes y Alabrisa Eventos, Javier Pérez Cordero. Sin olvidarnos de los medios de comunicación, VIVA JEREZ, Onda Jerez RTV, Reporteros Jerez, Canal Sur, Cope, Jerez Televisión, Diario de Jerez, Más Jerez, Grupo Radio Jerez, 8 Televisión y Frontera Radio. El lema de la campaña resume su espíritu: “No pongas límites a la ilusión”. Lugar de recogida: Centro Comercial “Los Cisnes”. Horario: de 10 a 14 y de 17 a 20 horas. Participa con nosotros.
viernes, 28 de noviembre de 2014
LA COMILONA
Dos y media de la madrugada cuando
escribo este artículo. Estoy sentado frente a un escritorio fácil de describir
porque es el que siempre encontramos en cualquier hotel de cuatro estrellas que
se precie. Sobre él, una libretilla en blanco con un bolígrafo que está
diciendo méteme en la maleta junto al gel de baño, la esponja limpiazapatos, el
peine y los pañuelitos de papel que todos nos llevamos de los hoteles. En fin,
que aquí estoy triste, apesadumbrado y con un pesado sentimiento de culpa motivado
por la comilona que acabo de zamparme hace unos minutos entre pecho y espalda.
Semanas de cenas espartanas, danacoles para librarse del colesterol malo, productos
light, leche desnatada, ensaladas con todos sus avíos, tres litros de agua
diarios y cervezas ni olerlas… para esto (mientras digo esto último, observo
con desagrado la barriguita prominente que de la noche a la mañana ha aflorado
en mi apolínea figura). Todo por la maldita tentación. Por ese diablillo que,
situado a la izquierda de mi hombro, me susurraba al oído que esa barbacoa
llevaba mi nombre.
Debería haberle hecho caso al angelito que, a mi derecha, me
alertaba de los efectos de ingerir esos grasientos productos del demonio. Pero
no. Sucumbí y me puse como el quico. Jamoncito, queso bien curado, aceitunitas
de las gordas, langostinos tigre y paté de cabracho con dos jarras de cerveza
hasta arriba… como entrantes. Después, presa y secreto ibérico, longanizas
interminables, choricitos criollos y morcillitas de Burgos, regado todo con un
excelente vino de la Denominación Utiel-Requena (no sé si les dije que este
pasado fin de semana me he venido de visita a esta comarca vitivinícola
valenciana). De postre, mouse de chocolate, chupito de hierbas y dos cubatitas
de ron con cola con unos cacahuetes acaramelados y unas palomitas de maíz que
terminaron de hincharme como un globo. Un homenaje por derecho. Una comilona
“de categoría”, como diría mi amigo Nacho Sacaluga. Pero lo malo ¡qué digo lo
malo, lo peor! estaba por venir. Era la una de la madrugada cuando me levanté
del restaurante y entonces lo noté. ¿Quién me ha atado a la silla?, pensé. Casi
no podía levantarme de lo lleno que estaba. Pagué y me dirigí al hotel
despacio, con un puntito… digamos que gracioso.
Ya por entonces comenzaba a notar
un desagradable sentimiento de culpa por el crimen culinario perpetrado en mi
organismo en las últimas horas y que se hacía patente en la pesadez de estómago
que aún perdura. Pensé que con una buena dormilona se pasaría todo, pero no.
Tras cientos de vueltas en la cama me levanté sudando como un pato y aquí
estoy. Frente al ordenador. Pensando en que la realidad supera, la mayor parte
de las veces, cualquiera de las inspiraciones a las que acudo para escribir
artículos como éste. En fin, son las tres y media y me acuesto. Mañana… será
otro día. Un saludo para los cinco lectores de Viva Jerez que aún me quedan
(contando a mi padre y a mis tres titos). ¿Es usted el quinto? Gracias, amigo.
miércoles, 22 de octubre de 2014
PAREN, QUE ME BAJO
Abro el periódico y me indigno, supongo que como la mayoría
de ustedes. Que si Urdangarín y la Infanta, que si Jaume Matas, los ERES
fraudulentos, Bárcenas y ahora Acebes, Rodrigo Rato y las black, los Puyol y
los Mas, José Luis Núñez y Neymar, Fabra y Correa… ¡Ya está bien! ¿Qué será lo
siguiente? ¿Quiénes esconden aún sus cabezas bajo las alfombras? Me pregunto,
igual que ustedes, en manos quiénes hemos estado y, algunos casos, seguimos
estando. Hablamos de personajes públicos que, en muchos casos, administraban
nuestro dinero en virtud al mandato que les dimos. Pero nos defraudaron.
Metieron la mano en la caja creyéndose impunes. Nos engañaron vilmente y
abusaron de nuestra confianza.
Supongo que ahora muchos abjurarán de la
política en general u optarán por formaciones ideológicamente ambiguas que nos bombardean
de promesas vacías y de paraísos inalcanzables. Yo, en particular, creo que
podemos regenerar la forma de hacer política. Con controles más exhaustivos,
con mandatos limitados, con transparencia, con las puertas abiertas de par en
par, con luz y taquígrafos. Cierto es que en todos los países hay casos de corrupción y prevaricación.
Por desgracia la naturaleza humana tiene sus fallos y puede ser que la
tentación de obtener dinero fácil sea algo que se de en cualquiera que ocupe un
cargo público pero, reconozcámoslo, la frecuencia, la cantidad y el descaro con
el que esta clase de delito se da en España es imposible que se pueda repetir
en cualquier país civilizado de nuestro entorno. Aquí no se salva nadie;
políticos, banqueros, miembros de la judicatura, grandes directivos,
sindicalistas, tonadilleras... Solo hay que oír un telediario para ponerse las
manos en la cabeza. El menos pensado nos sorprende con dinero negro en paraísos
fiscales, coches y cenas de lujo con tarjetas opacas y otros dispendios que
cargan al bolsillo de curritos como usted o yo, mientras nos hablan de
recortes, de despidos “justificados”, de preferentes, de desalojos, de subida
de impuestos, de apretarse un cinturón que ya no tiene más agujeros…
Pero, hay
un hecho que agrava a mi juicio la cuestión y es que, aparte de las
responsabilidades administrativas o penales, el hecho de que el corrupto sea un
político alto cargo en la Administración, comporta un factor añadido que
debería impulsarle a que, sin necesidad de que se le pidiera u obligara su
partido, y ante la duda de que pudiera ser inculpado; dimitiera de su cargo, al
menos, hasta que hubiera quedado clara su situación. Pero no es así. El apego
al puesto, la falta de respeto por quienes lo eligieron o el empecinamiento en
negar lo evidente han hecho que en este país no dimita ni Dios. O cambiamos las
tornas de una vez o paramos este país y nos bajamos. Yo el primero.
miércoles, 15 de octubre de 2014
ALGO PERSONAL
Ahí estaba. Al final de la caja de cartón. Rodeado de
decenas de recuerdos de mi infancia y juventud. Entre el carnet del Cine Club
Popular de Jerez y el álbum de cromos del Mundial 82. Una cinta cassette de
color gris oscuro con una pegatina blanca que decía: “escuchar cuando cumpla los 40”. Sonreí. Me esforcé en recordar
cuándo grabé esa cinta que, según especificaba, debería haber oído hacía un decenio. A
la mente me vino la imagen de un joven de 17 años, inquieto, vital, con muchas
esperanzas, que quería comerse el mundo y al que faltaban unos meses para irse
a la mili. Un joven que tuvo la extraña ocurrencia de grabarse un mensaje para
escucharlo años después. No recordaba bien el contenido, no en vano habían
pasado más de 30 años, pero me picaba la curiosidad. Así que saqué la cinta y
me dispuse a reproducirla.
Pero había un problema. ¿Dónde oírla? En el coche
sólo tenía el CD y en casa ya no quedaba nada donde reproducir una cinta
cassette. Recordé que guardaba en algún cajón una de las grabadoras que
utilizaba para hacer las entrevistas en la radio en la década de los 90. La
encontré, le puse las pilas, me enfundé los cascos y busqué un lugar tranquilo
para oírme ¡con treinta y tantos años menos! Les confieso que me tembló el dedo
al darle al Play. El fin me oí. Era yo. Suspiré. “Hola, soy Esteban, tú mismo, pero ahora tengo 17 años. Cuando escuches
esto habrás cumplido los 40 y, sinceramente, no imagino ahora cómo puedo ser
cuando tenga esa edad. ¿Cómo te va? ¡Uf, le estoy hablando a una persona mayor,
a un cuarentón. Seguro que ya tienes hijos y que tienes un trabajo y una casa
propia ¿En qué trabajas? Oírme debe ser para ti una sensación extraña, ¿verdad?
Probablemente parecida a la que hoy tengo yo, en 1981, hablándole a alguien que
no existe aún. Mi vida ahora es…..”
Y no sigo porque lo que viene es "algo
personal". Incluso, en la grabación, se oía de fondo a mi madre llamándome para
la merienda. Me dio un vuelco el corazón al oírla. Murió siete años después. Les
parecerá una tontería pero escuchar al Esteban de 17 años me sirvió mucho.
Probablemente porque “me reencontré conmigo mismo”. Recordé cosas que había
olvidado, experimenté sensaciones que hacía años había aparcado. Añoraba a aquel muchacho que se abría al mundo por primera vez.
Hubiera querido decirle tantas cosas, darle tantos consejos… Pero no era un
diálogo, sino el monólogo de un chico que ya no existía. Porque sin casi darse
cuenta los años lo habían transformado en la persona que cada mañana se mira ahora
en el espejo. En los últimos días he escuchado varias veces los 30 minutos de
la grabación. Y siempre encuentro matices, detalles que habían pasado
desapercibidos. Lo guardo como oro en paño. Porque, como diría Serrat "entre
ese tipo y yo… hay algo personal".
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