miércoles, 9 de julio de 2014

HEDONISMO

(Artículo publicado en Viva Jerez el 10/7/2014)
Los que me conocen realmente saben de mi carácter hedonista. Y es precisamente ahora, que el verano comienza a instalarse, cuando ese perfil mío se fortalece. Probablemente porque el tiempo invita a disfrutar de los placeres mundanos y a vivir intensamente esos instantes de placidez. Muchos me han oído hablar sobre la necesidad de vivir intensamente los momentos felices ya que vivo en la convicción de que la felicidad plena no existe. 

Considero que vivimos en la búsqueda permanente de una falacia que nunca llega. Una meta que nunca hemos de cruzar porque siempre habrá obstáculos que nos harán recordar que tenemos los pies de barro. Levantamos castillos en el aire que, irremediablemente, están condenados a esfumarse por mor de avatares que no controlamos. Perseguimos obsesivamente la fama, el dinero o el amor creyendo que al conseguirlo tendremos una vida plena de felicidad. Pero en realidad todo es, simplemente, un autoengaño. “Seré feliz cuando acabe los estudios, cuando comience a trabajar, cuando me case, cuando me den la casa, cuando tenga un hijo, cuando me jubile, cuando, cuando, cuando…”. La propia vida se encargará irremediablemente de desmontarnos día a día ese efímero castillo de sueños. 

Reconozco una cierta pesadumbre en el comienzo de este artículo, quizá motivado por mi experiencia como gran constructor de castillos que el paso del tiempo, las circunstancias u otras personas se han encargado de derribar una y otra vez. Es por ello que me declaro proclive a los placeres más inmediatos, al hedonismo más cercano. Ser hedonista es aplicar al máximo el “Carpe Diem” de la Roma clásica: “Vive cada momento de tu vida, como si fuese el último de tu existencia”. El hedonismo es una teoría moral que sitúa al placer (hedoné) en bien último o supremo de la vida humana. De esta forma, suelo disfrutar de placeres como el tomar una copa de amontillado en compañía de buenos amigos en la Tasca San Pablo, en el Bar Corredera o en El Soleo; con un largo paseo, sin prisas, al atardecer, desde Fuentebravía a Las Redes; comiendo palomitas mientras veo una buena película bien en casa o bien en el cine; jugando al fútbol o al escondite con mi hijo en el patio de casa; disfrutando de un buen concierto en directo; o simplemente exprimiendo un íntimo instante de reflexión al abrigo de una noche de verano cualquiera. Es más simple de lo que creen, pero a la vez complejo de asimilar. Esos instantes están tan cerca que, a veces, no los observamos. En ocasiones busco, preveo esos momentos felices. En otras aparecen inesperadamente y, entonces, intento no dejarlos escapar. Los exprimo, los dilato para saborearlos al máximo, consciente de que igual otro día llegarán momentos parecidos pero nunca, nunca serán iguales. Porque el “cuando”, es “hoy”.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por este imprescindible "artículo de vida".

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  2. El estilo de vida hedonista inteligente, donde el placer sano se incluye como un aspecto vital de lo cotidiano, crea inmunidad psicológica. Las defensas se incrementan, las endorfinas se activan, la piel mejora, el pelo brilla más, la gastritis molesta menos, el humor se convierte en "buen humor", el sexo se exacerba más y la mirada se hace más vasta y profunda.

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