jueves, 26 de mayo de 2011

JAIME

(Artículo publicado en Viva Jerez el 25/5/2011) Añadir imagen

No sabía dónde estaba. Busqué referencias entre la maleza que me pudieran dar idea del lugar en el que me hallaba. Intenté mirar al cielo pero las copas de los árboles me lo impedían. Vagué durante horas, sorteando riachuelos y espinosos ramajes. No se oía el canto de ningún pájaro. Detuve mi marcha y, sentado sobre una piedra, pensé cómo había llegado a este lugar, pero no lo recordaba. Hacía frío. Y humedad. Debo estar soñando, pensé. De un momento a otro despertaré y en minutos olvidaré hasta el más mínimo detalle de este sueño. Es curioso, soy consciente de que estoy soñando, de que mi cuerpo está felizmente acostado mientras mi mente vive esta fantasía onírica.

De repente, alcé la vista y el bosque se convirtió en un maravilloso vergel con fuentes de aguas cristalinas y pájaros de colores que revoloteaban a mi alrededor. Sí, era el mismo sueño, pero los escenarios habían cambiado y mi ánimo también. Deseé no despertar, dilatar el momento, pero no fue así. Apagué con rabia el despertador y, aún con los ojos cerrados, intenté recuperar el celestial paisaje, pero fue inútil. Eran las 7 de la mañana y el día comenzaba. Me incorporé de la cama haciendo un esfuerzo por recordar el sueño. Y así fue. De no ser así no podría haberlo narrado en estas líneas. Fui a una de esas páginas de Internet donde se interpretan los sueños, y allí estaba el mío. Era un poco filosófico, trascendental, pero intentaré traducirlo con mis palabras. La idea es que uno debe ser consciente de lo que es, de las circunstancias en las que vive, del mundo que le rodea. Y, así, observar la botella medio llena. Esta es la fina línea que separa a los optimistas de los pesimistas. Un bosque oscuro y frío, frente a un vergel de luz y color.

Hace pocas semanas he vuelto a ser padre. Probablemente la vida, y en especial ese pequeño ser llegado al mundo, me hayan situado en el espacio más agradable de los dos. Ahora soy consciente de que debo mantenerme ahí, sin injerencias externas que me anclen en la negatividad más absurda de la que muchos hacen gala y que, en otros tiempos, adoré cual becerro de oro. Mirando a Jaime comprendo que la vida es algo más que vivir. Es ser consciente de que tenemos una oportunidad única para ser felices y ponerla en práctica sin hacer daño a los demás. Es disfrutar de los pequeños momentos por pequeños que éstos nos parezcan. Dormir cada día con la conciencia tranquila por haber hecho lo que se debe hacer. Es mojarse por lo que uno cree justo. Trivializar los problemas y convertirlos en oportunidades. Levantarse cuando la vida nos pone zancadillas. Es, en definitiva, la búsqueda constante de un vergel que cada día podemos encontrar, por ejemplo, en la primera y fugaz sonrisa de un niño… Digamos que se llama Jaime.

2 comentarios:

  1. es el comentario mas sincero que te he leido nunca. enhorabuena amigo, enhorabuena papa

    Susana

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  2. MUY BELLO TU ESCRITO...
    PARA TI Y PARA JAIME LES DESEO UNA LARGA VIDA...
    ASI PODRAN DISFRUTARLO LOS DOS...
    PERO EN ESPECIAL... BENDICINES PARA JAIME QUE PIENSO HA TENIDO MUCHA SUERTE DE TENER UN PADRE COMO TU.

    SARA, MADRE Y ABUELA DESDE MIAMI, FLORIDA

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