miércoles, 13 de enero de 2010

DE LOS NERVIOS


(Publicado en Viva Jerez el 14 /1/10)

No lo puedo remediar. Me ponen de los nervios esos conductores que creen que en Jerez se paró el reloj hace cincuenta años y que transitan por las calles como si estuvieran a los mandos de un autobús turístico, o bien paran su vehículo en plena calle para bajar la compra del mes mirando con indiferencia la cola de coches que espera impaciente, o que se embelesan mirando el fugaz vuelo de una mosca mientras el semáforo ya hace un rato que se puso en verde. Me ponen de los nervios esos clientes de hipermercados que, a la hora de pagar en la caja, desatendiendo la cola que les contempla, buscan sin prisa el dinero justo de la compra en su monedero o bien la tarjeta de crédito, el carnet del hiper y el DNI y, a continuación, (¿no podían haberlo hecho antes?), comienzan a introducir sin prisas la compra en las bolsas y, para colmo, preguntan a la cajera sobre los precios que aparecen en la factura.


Me ponen de los nervios esos funcionarios de ventanilla que, tras una gestión, se ponen a hablar con el cliente del tamaño de la urta que un amigo común pescó la pasada semana en Rota obviando que otros parroquianos esperan impacientes en la cola ser atendidos por un asunto urgente. Me ponen de los nervios esos camareros que pasan veloces una y otra vez cerca de tu mesa sin darse cuenta que llevas media hora levantando y agitando la mano para pedir una mísera cerveza o la cuenta, mientras que otros clientes de mesas cercanas son atendidos al poco de sentarse. Me ponen de los nervios esos horteras de “bugas” tuneados que, con todas las ventanillas abiertas, nos “regalan” a conductores y viandantes una música estridente con elevadas cotas de graves y agudos, con el volumen lo suficientemente alto para que les haga hablar con su “churri” a voces para, así, rentabilizar la inversión de su equipo musical.


Me pone de los nervios la gente que no piensa en los demás y que juega con su tiempo y su paciencia. Subir las ventanillas del coche para no hacer partícipe a los demás de tu afición a partirte los tímpanos, meter la compra en las bolsas a medida que la cajera las pasa por caja o tener a mano la tarjeta de crédito, dejar la charla sobre la urta para otro momento, fijarse en quién llega antes al bar para que al cliente no se le canse la mano de levantarla, pensar que la calle es de todos y que otros conductores circulan por nuestro lado o hacer en casa y no en el coche la tesis doctoral sobre el fugaz vuelo de la mosca, son detalles que yo, personalmente, agradecería. Todos esos casos me han ocurrido realmente. Seguro que a ustedes también. Igual se encuentran entre esos sujetos que me ponen de los nervios. O igual yo, en algún momento, he sido uno de ellos. Un poco de nuestra parte no vendría nada mal… para apaciguar los nervios.

2 comentarios:

  1. Hola Esteban. Tengo una afición los jueves: leer tu columna en el Viva Jerez después de comer ricamente en casa de mi tía Pepa. Somos tus fans! K. N.

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  2. Yo era como tú, me ponía de los nervios. Pero me di cuenta de que eso no sirve para nada. Ahora yo seré de los que te ponen nervioso, pero prefiero vivir la vida con tranquilidad y disfrutar del tiempo. Para qué las prisas. El corazón lo sufre. Te lo digo yo que he terminado en el hospital con taquicardias. Y no sirve para nada. Así, que a andar despacio, es un consejo :)

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