jueves, 27 de septiembre de 2012

A mi amigo Alfonso


(Artículo publicado en Viva Jerez el 27/9/2012)
Lo llamaré así, Alfonso. Supongo que para no airear su situación ni la de su familia. Tiene 57 años y no recuerda nada. De vez en cuando voy a verlo a su casa en un intento vano de hacerle recordar parte de su pasado. Pero es inútil. Para él, soy alguien al que ve cada día por primera vez. En ocasiones, cuando entro en su habitación, me lo encuentro mirando por la ventana, con la mirada perdida, ausente. Me gustaría saber en qué piensa, qué siente un enfermo al que un montón de neuronas le arrebataron de raíz sus recuerdos. El pasado lunes le hice una visita. Me senté a su lado, le agarré de la mano y volví una vez más a presentarme. Soy Esteban, tu amigo. Igual no me recuerdas pero soy tu amigo. Alfonso, vengo a pasar un rato contigo. ¿Cómo te encuentras?. Me miró fijamente intentando escrutar en mí algún recuerdo del pasado. Reconozco tu voz, me dijo, pero... Le apreté la mano mientras él bajaba despacio el rostro. Ya casi no habla. He seguido su enfermedad desde que se la diagnosticaron y su degradación ha sido evidente y demasiado rápida. 

Recuerdo cuando me lo dijo.  Es degenerativo, afirmó. Lo he leído en Internet. Pero eres muy joven y tienes toda la vida por delante, Alfonso. No puede ser. Los médicos deben haberse confundido… Y ahora, años más tarde, aquí me encuentro. Frente a frente con un amigo que necesita, ahora más que nunca, una mano a la que agarrarse. Marisa, es toda su vida; su única vida. Es una mujer menuda pero valiente. Ajada pese a su juventud pero fuerte de carácter, vive por y para él. Supongo que eso es amor, en mayúsculas, sin aspavientos ni golpes de pecho. El Alzheimer es una enfermedad progresiva y degenerativa del cerebro para la que no existe recuperación. Y, en contra de lo que se piensa, no sólo afecta a ancianos, sino que cada vez se dan más casos en personas de 40 y 50 años. Es la más común de las demencias. Lentamente, la enfermedad ataca las células nerviosas en la corteza del cerebro deteriorando así las capacidades de la persona de controlar las emociones, reconocer errores y patrones, coordinar el movimiento y recordar. Al final, la persona pierde toda la memoria y funcionamiento mental. 

Es ahora la cuarta causa principal de muerte en los adultos y, a menos que se desarrollen métodos eficaces para la prevención y el tratamiento, la enfermedad de Alzheimer alcanzará proporciones epidémicas para mediados del siglo. Alfonso, sé que no podrás leer este artículo, y aunque alguien lo haga por ti, tampoco entenderás bien su significado. Pero quiero que sepas que tienes un pasado, como todo el mundo, y que ha sido maravilloso. Y que tienes amigos que te quieren y que recuerdan por ti los momentos más felices de tu vida. Un fuerte abrazo, amigo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

EL "SIMPA"


(Artículo publicado en Viva Jerez el 20/9/2012)
Fue hace años, en Conil. Un verano, junto a cuatro amigos más, decidimos  pasar un fin de semana acampados en la playa de la Fontanilla… cuando se podía y no había beneméritos merodeando. El autobús, la comida, el hielo y las bebidas habían acabado con buena parte de la paga mensual. Era sábado noche, el ambiente era genial y hacía ya años que las madrileñas habían descubierto este rinconcito del sur. Y nosotros, que ya lo intuíamos, nos pusimos las mejores galas. ¡A ligar tocan!... Las primeras incursiones no dieron fruto. Qué tal, de dónde eres, estudias o trabajas (¡Ya sé lo que van a decir, pero es que era lo que se estilaba…!). De repente, Juanlu, el más ligón, nos hizo una seña. Había cinco madrileñas que estaban deseando conocernos. Allá que fuimos, qué tal, cuánto tiempo os quedáis, qué os parece Conil… Nos sentamos en el “reservado”. Entre una animada charla, risas, cubatas y bailes lentos nos dieron las 6 de la madrugada. Una de las chicas alertó de la hora y se levantaron con la escusa de que al día siguiente iban a Tarifa. Con dos palmos de narices nos quedamos. Tanta rollo para nada. Ni siquiera un piquito ni un achuchón. 

En eso que Jesús pregunta ¿Han pagado? ¿Tenéis dinero para todo esto?, dijo señalando la mesa llena de vasos vacíos. Diez personas, cuatro horas bebiendo sin parar. ¡Jó, qué pasta!. Buscamos en los bolsillos, pero entre todos sumábamos poco, y aún estaba el viaje de vuelta. ¡Igual nos han invitado ellas!, dijo Luis. ¡Serás ingenuo! le respondí. Y allí estábamos, tratando de hallar una estrategia de escape (lo que ahora se llama “hacer un simpa”). Paco dio con la solución. Los servicios estaban cerca de la salida. Así que solo debíamos levantarnos uno a uno, ir al wáter, y al salir escapar raudos. El primero lo hizo bien. A los tres restantes la maniobra nos salió perfecta. Pero Julio no salía. Habíamos quedado en la esquina. Esperamos quince minutos, pero nada. Un amigo de Jerez, nos dijo que estaba retenido en la puerta por dos securatas. ¡Lo habían pillado!”. Sin dinero ni tarjeta ¿Qué podíamos hacer nosotros?. Pues… actuar como cobardes, como hicimos. 

Veinte minutos más tarde apareció Julio, serio y muy enfadado con nosotros. Les había dejado en prenda su reloj y una cadena de plata por un importe que no recuerdo, pero que era tremendo. ¿Tanto bebimos?. Nunca recuperó sus pertenencias. Se aguó el finde y durante semanas tuvimos que devolverle el dinero que invirtió. Hace un año me lo encontré. ¡Julio! ¿Qué tal?. Fue entonces cuando me confesó que cabreado por nuestra actitud por no volver a la discoteca a salvarle el culo, nos hizo pagar una deuda… ¡Por nada!. Al parecer, los de seguridad le dejaron marchar cuando les juró que volvería en 5 minutos con el dinero, no sin antes dejarles en prenda una barata pulsera de los moros que aseguró haber pertenecido a su difunta madre. Además, resulta que las chicas sí habían pagado su parte. Sonreí. Le día un abrazo y nos fuimos a tomar dos cervezas. Las vueltas que da la vida. 

"Juan Manuel Durán González y el Plus Ultra"

Promocional del programa "Intramuros" de este jueves, 20 de septiembre dedicado a la figura del aviador jerezano el Teniente de Navío, Juan Manuel Durán González, protagonista de la hazaña del Plus Ultra. En Onda Jerez Televisión, a las 23.00 horas este jueves, 20 de septiembre,

miércoles, 12 de septiembre de 2012

UNA CRISIS DE FÁBULA


(Artículo publicado en Viva Jerez el 13/9/2012). 
No hay día que no oiga hablar en cualquier foro de la crisis que azota al país. Hay quienes predicen que aún no hemos tocado fondo; agoreros que desempolvan los viejos escritos mayas para asegurar el hundimiento del sistema, y mientras, economistas y banqueros analizan las causas atribuyéndolas, en parte, al resfriado de los Estados Unidos que ha acabado creándonos una pulmonía de efectos imprevisibles. También hay, como en todo, una falta de información sobre lo que está pasando. Quizá porque conceptos como prima de riesgo, banco malo, recapitalizaciones, equilibrios macroeconómicos… se escapan al entendimiento de la mayoría de los mortales y eso nos pone aún más nerviosos. Es por ello que se ha creado un clima de desconfianza que ha retraído el gasto. Esto se une a la constatación de que hasta hace pocos años vivíamos en una burbuja de irrealidad que nos estimulaba a tirar del crédito debido a los bajos intereses bancarios. 

Nuestros mayores, garantes de una sabiduría que atesoran por ser más viejos que diablos, nos advirtieron hace años que las fábulas no solo son para leerlas sino para aprender de ellas. Como la de la cigarra y la hormiga. Seguro que conoce a algún vecino, familiar o amigo (quizá sea usted mismo) que, subido a la cresta de la ola de una figurada prosperidad, vivía por encima de sus posibilidades sin ahorrar ni un céntimo, cual cigarra al sol. Coche nuevo, tele de plasma, crucero por Grecia, unifamiliar con sótano y pisito en la playa, restaurantes y ventas los fines de semana… hipotecarse hasta los dientes que después vendrán las facturas, y como tengo nómina fija aquí no hay problema que ya pediré otro préstamo. Y qué decir de los estamentos públicos que creyeron la fábula de que España era un país de nuevos ricos y gastaron y malgastaron en macroproyectos megalómanos y que el que venga detrás que arree que para eso somos cigarras con coche oficial, dietas y amiguetes enchufados como asesores. Ganar 1.000 y gastar 1.300 fue, hasta hace unos años, una práctica común que ahora se ha desmoronado ante la creciente inseguridad laboral, los recortes salariales, el miedo a un futuro incierto y la subida generalizada de casi todo. 

Y de esos barros estos lodos, porque las cuentas ya no salen. Y ahora a vender el piso de la playa a precio de saldo (si alguien lo compra), ir andando al trabajo que así ahorro en gasolina, a comer en casa de los padres, darse de baja del gimnasio y de las clases de guitarra, a comprar marcas blancas y abusar del WhatsApp para ahorrar en la factura del móvil... Cigarras que ahora miran a las hormigas con malsana envidia porque éstas apostaron por otra forma de administrar su dinero. Lo dicho, crisis haberla hayla, como las meigas y no me cabe duda de que saldremos de ella. Pero al menos todo esto ha servido para que nos demos de bruces con la realidad de un país hipotecado, que sobrevive con su alma en la almoneda y que necesita para no hundirse del salvavidas de una hormiga teutona que nos castigará de cara a la pared si no hacemos bien la tarea que nos ha encomendado. 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

MIOPIA EMPRESARIAL


(Artículo publicado en Viva Jerez el 6/9/2012)
Está en pleno centro de Jerez. Es un bar pequeño, de cuyo nombre no quiero acordarme. Recién había terminado de hacer una gestión en la plaza del Banco cuando me encontré, en la calle Larga a mi amigo Manolo “El Venencia”. Abrazos, qué tal cómo estás, cómo te ha ido el verano, cómo va la familia… en fin, que decidimos tomar una copa para celebrar que hacía más de dos meses que no nos veíamos y precisábamos actualizar nuestras vidas. Recorrimos un par de calle y entramos en el mencionado bar. En la barra pedí un Tío Pepe y Manolo un refresco. Estoy tomando antibióticos, y ya sabes… me dijo justificándose. En eso que el camarero nos anuncia que había hecho chicharrones y que estaban aún calentitos. Venga, le dije. Una tapita cortita… ¡Y cortita,!. Cuatro chicharrones que tenían más de tocino que de otra cosa. En fin, tras quince minutos de animada charla pedí la cuenta. Ésto es mío, le dije a Manolo. ¿Cuánto es?  Seis con veinte, me dice el camarero. ¿Cómoooo?  Es que, ya sabe, con la crisis nos vemos obligados a subir un poquitín los precios para sobrevivir. ¿Más de mil pesetas por una copa de vino, un cocacola y una tapita de chicharrones?.  Así es, me dijo muy serio. Pagué. Por supuesto que pagué. Pero no sin antes jurarle y jurarme por lo más sagrado que nunca volvería a ese bar. 

Tal cara de tonto debía habérseme quedado que “El Venencia”  me arrastró a otro bar para ahogar mi incrédula desazón en dos cervezas. Pidió dos cañas y, tras un minuto, el camarero nos sirvió dos tapas de garbanzos con bacalao. ¡Con la primera cerveza damos una tapa!, me dijo al ver mi cara de asombro. Charla distendida, pese al sofoco de la clavada anterior y al terminar, Manolo que pide la cuenta: Dos euros. O sea, más barato y con la barriguita llena de garbanzos con bacalao y con el pan con el que hice innumerables barquitos hasta que vi el fondo al platito. Me despedí de “El Venencia” y me fui a casa andando y reflexionando. 

Evidentemente el dueño del primer bar había ganado con nosotros más dinero que el segundo, aferrándose a la tan cacareada crisis. Pero el del segundo nos había fidelizado para los restos. Está claro que a todos mis conocidos y amigos y a cualquiera que me pregunte sobre ese bar de cuyo nombre aún no deseo acordarme le diré que no entre, ya que la clavada está asegurada. Sin embargo, les animaré a que acudan al segundo ya que allí me encontrarán siempre que pueda escaparme con alguno de mis amigos. ¿No creen que algunos hosteleros de Jerez padecen miopía empresarial al procurar una ganancia inmediata frente a la necesaria fidelización del cliente? Sí, hay crisis, pero frente a ella, imaginación. Si matamos la gallina nos quedamos sin los huevos. Además, que esto está ya inventado… Ahí tienen el ejemplo de Granada donde la tapa está asegurada tras pedir cualquier bebida… ¡A ver si tomamos nota!.