jueves, 31 de diciembre de 2009

DOS PASOS ATRÁS


(Articulo publicado en Viva Jerez el 31/12/09)

Casi 800 kilómetros me separan de Jerez cuando escribo estas líneas a poco de finalizar este año 2009. Probablemente la distancia esté motivando que, en estos días de vacaciones, observe la realidad de mi ciudad con algo más de perspectiva, atendiendo a aquel viejo aforismo que decía que en ocasiones los árboles no nos dejan ver el bosque. Viajar varios días a cualquier ciudad de España, recorrer sus calles, hablar con sus habitantes, imbuirse en sus costumbres, adentrarse en su cultura y, en definitiva, compartir experiencias, es un sano ejercicio que aconsejaría a muchos jerezanos a fin de no caer en la tentación de mirarse en exceso el ombligo. Considero que el chauvinismo de serie que se nos marca en la piel cuando nacemos, nos imprime un carácter que necesariamente debe diluirse con la simple observación de lo que ocurre fuera de las Fronteras de Jerez. Es ese sentimiento patriotero y pueblerino de “lo mío es lo mejor” (que aún persiste en algunos sectores de nuestra sociedad) el que debemos desterrar de una vez.


No somos el centro del universo. De seguir pensando así, corremos el riesgo de anquilosarnos y aislarnos en medio de una aldea global que, nos guste o no, forma parte de nuestro presente y de nuestro futuro. No debemos continuar justificando actitudes bajo el paraguas de una idiosincrasia mal entendida. Y conste que defiendo lo mío como nadie, y que considero a Jerez como una de las ciudades más encantadoras para vivir. Probablemente porque nací aquí y aquí pienso continuar viviendo. Pero, en ocasiones, me dejo llevar por la corriente más jerecícola y anclada en el pasado y tiendo a magnificar lo que me rodea y a edulcorar realidades. Es entonces cuando procuro dar dos pasos atrás, y en la distancia, observar el maravilloso bosque en el que vivo, con sus luces y sus sombras, y me doy cuenta de los árboles que están frondosos y esos que debe talarse porque han muerto, y de las necesarias repoblaciones de árboles de otros bosques.


Esa mínima distancia me sirve también para constatar que mi bosque forma parte de un conjunto infinito de bosques que están interrelacionados entre sí, y que en todos hay luces y sombras. Dar dos pasos atrás nos servirá a todos a valorar de una forma más justa la ciudad (el frondoso bosque), en el que vivimos. A dos pasos de Jerez (es un decir), entre naranjos y palmeras, horchatas y paellas, intento coger impulso ante un nuevo año que está a las puertas y que les deseo sea al menos mejor que el que finaliza. Un abrazo a todos... y feliz 2010.

martes, 22 de diciembre de 2009

Conferencia de Amparo Bou

Numerosas personas se dieron cita el lunes en el Salón de Actos de la ONCE para asistir a esta conferencia que, organizada por el Ateneo de Jerez, fue pronunciada por la vocal de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y ex presidenta de la Unió de Periodistes Valencians.

La presentación corrió a cargo de Rosa Bautista, ex teniente de alcalde del Ayuntamiento jerezano que, en su etapa pública, fue una firme defensora de los derechos de las mujeres y puso en marcha diferentes proyectos que hoy son referente en todo el país.

En el transcurso de la conferencia, Bou Martí reclamó para los periodistas su responsabilidad a la hora de informar a cerca de los casos de violencia de género, tal y como lo reclama la propia UNESCO. “En este tipo de informaciones, el periodista no puede permanecer equidistante entre víctima y verdugo, siempre sin faltar a la verdad de los hechos, es necesario ponerse del lado de quien ha visto vulnerados sus derechos con una agresión intolerable. Sin embargo, el hecho de que el periodista reconozca su capacidad de influencia en la sociedad, y tenga que ser extremadamente cuidadoso por ello, no significa que se pueda hacer culpables a los medios de comunicación por este tipo de crímenes, ni siquiera que esté en manos de los profesionales de la comunicación el buscar soluciones”.

Por eso, la periodista valenciana señaló en su intervención la recomendación expresada en los manuales que ha editado la Federación Española de Periodismo en el sentido de no ahondar en los detalles escabrosos del crimen, no dar a entender o “justificar” la agresión por un supuesto mal comportamiento de la víctima (aquello del crimen pasional, el “la maté porque era mía”, pasó a la historia), y situar estos casos como una agresión colectiva, social, no como un caso privado. Porque los casos de violencia contra la mujer son una agresión a los derechos humanos, como ha señalado una declaración de la UNESCO. “El periodista puede equivocarse, pero intenta colaborar en el esfuerzo colectivo por erradicar esta lacra, y confía en poner su granito de arena para conseguirlo”.

Es recomendable también que el periodista se ponga de parte de la víctima, para fomentar un rechazo social a este tipo de violencia, aunque sin caer en el morbo o el victimismo”, señaló Amparo Bou, quien en este sentido abogó igualmente por “preservar la identidad de la mujer, para no perjudicar a sus familiares, mientras que, cuando haya una confirmación total de la identidad del agresor (porque en caso contrario juega también la presunción de inocencia), es conveniente difundir la identidad del hombre, para que socialmente se vea rechazado por lo que ha hecho, y sirva de advertencia a otros que tengan en mente imitarle”.

viernes, 18 de diciembre de 2009

PERIODISMO Y VIOLENCIA DE GÉNERO

Este pasado martes, un anciano de 86 años mató a su mujer de 80, en Catadau (Valencia). Es la víctima número 52 de violencia contra la mujer en España en lo que va de año. Pero era mucho más. Se llamaba Mercedes. Tenía dos hijos y tres nietos, y era muy querida en su pueblo. Había compartido cincuenta años (¡CINCUENTA AÑOS!) con el hombre que finalmente la mató a golpes con un bastón. El asesino pasó después cuatro horas viendo la televisión, antes de avisar a un hijo. Ella había comentado a su familia y las vecinas su miedo a los continuos cambios de humor del marido, y a él se le había metido en la cabeza que ella le quería envenenar. Vecinos y amigos no atendieron a los requerimientos de la mujer, e incluso algunos medios de comunicación han caído en la tentación de casi justificar el crimen, sugiriendo, apuntando quizá que el hombre actuó en legítima defensa. Una interpretación indeseable, que indica que la sociedad en general y también los periodistas hemos de reflexionar sobre nuestra responsabilidad a la hora de acabar con esta lacra de la violencia contra las mujeres.

Considero que los periodistas no debemos caer en la tentación (en ningún caso intencionada) de “acostumbrar” a los lectores, oyentes o televidentes a informaciones frías en las que la mujer asesinada es una cifra más que sumar a la lista anual de violencia de género. Detrás de cada caso hay una mujer que ha padecido el horror en su propio domicilio, la humillación en sus propias carnes y desprecio en su alma.

Por eso les recomiendo la conferencia que al respecto, y organizada por el Ateneo de Jerez, pronunciará el próximo lunes, día 21 de diciembre en el Salón de Actos de la ONCE en Jerez, Amparo Bou, vocal de la Federación Española de Periodistas y ex presidenta de la Asociación de la Prensa de Valencia. Analizará el tratamiento de los periodistas ante los casos de violencia de género; un tema que le ha servido de base para varios manuales que se han editado en la Comunidad Valenciana, así como para decenas de conferencias, ponencias y charlas que ha protagonizado por todo el país. Es todo un lujo para esta ciudad contar con su presencia y por ello les invito a que asistan.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL TRANCAZO

(Artículo publicado en Viva Jerez el 10/11/09)

Fue este pasado viernes. Llevaba toda la semana preparando el acueducto (dícese popularmente del puente festivo que se une en el calendario con el fin de semana). Desde el martes dando vivas a la Inmaculada y la Constitución y a esa fórmula que en Andalucía (en otras comunidades no es así) permite pasar el festivo que cae en domingo al lunes. Había hasta preparado una agenda propia de zambombas, de visitas a colegas, de comidas con la familia, de chapuzas de última hora en casa y de pelis por alquilar. Y llegó el viernes. Ya, cuando desperté, me noté algo raro. Estaba fatigado, cansado. Me dolía la cabeza. ¡Habré dormido mal!, pensé. Me fui al trabajo intentando olvidarme de ese malestar pero, a medida que pasaba la mañana se acrecentaba cada vez más. No podía ser. ¿Alguien tiene un frenadol o algo que se parezca?.

Poco a poco se acercaba el momento de marcharme de puente y los síntomas eran ya muy evidentes. Me despedí de los compañeros. Alguien dijo: ¡Vaya trancazo has pillado… Y a las puertas del acueducto. Qué mala suerte…!. Le sonreí irónicamente y ni siquiera le contesté. Me fui a casa con la firme intención de tenderme en el sofá, tomarme algún antigripal, un caldito bien caliente y taparme hasta las orejas. Si es un simple resfriado, mañana o pasado estaré bien –pensé- y aún tendré tiempo para disfrutar del domingo, del lunes y del martes. No estaba todo perdido. Pero no remitía. Ni el caldito, ni el frenadol, ni la mantita hasta las orejas. Antes al contrario la situación iba empeorando por minutos. Tenía fiebre. El termómetro marcaba 39 y tiritaba hasta en el carnet de identidad. A esas alturas, pese a mi obstinación por negarlo, el diagnóstico era muy claro. Tenía gripe. No sé si la A, la B o la C, pero la había pillado. Y entonces me acordé de él. Fue una semana antes. Era lunes y estaba en el cine. Se pasó toda la película tosiendo detrás mía. Recuerdo que me giré para mirarlo pero siguió. Fue él quien me la pegó. ¡Como lo vea otra vez, se acuerda…!.

Hoy jueves me encuentro mejor y he venido a trabajar, pero me he pasado el acueducto con el clínex en la mano, los ojos entornados y llorosos, el fastidioso dolor de músculos y ese perenne martilleo de cabeza que no me dejaba ni a sol ni a sombra. También es mala suerte. Para un puente que había hecho planes… Y para colmo, la peli del cine era malísima…